CAPÍTULO 34

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Capítulo 34

Irina se encontraba en el closet de la habitación que ambos compartían, estaba buscando una prenda más abrigadora, pues el suéter que llevaba no la protegería del frío que ya se iba sintiendo en esas fechas. Tomó una chamarra de cuero negra, con tela peluche por dentro, lo suficientemente abrigadora como para no dejarla pasar frío.

Salió del closet luego de haberse retocado el maquillaje, y seguidamente salió de la habitación, caminando por el pasillo hacia las escaleras, sonriendo como boba nuevamente al ver las rosas que las decoraban.

Bajó las escaleras con lentitud, aún embelesada, y cuando estuvo en el primer peldaño, caminó directo hacia la sala de estar, donde encontró a Vladimir sentado en uno de los sofás con su teléfono en la oreja. Tenía el ceño fruncido y sus codos estaban apoyados en sus rodillas.

Al verla llegar, se despidió de la persona con la que hablaba, y dejó el teléfono a un lado, para luego palmear sus piernas, haciéndole una invitación silenciosa para sentirse en ellas.

—¿Ocurrió algo malo?— preguntó, una vez estuvo sentada entre las piernas del hombre, llevando una de sus manos a su mejilla para dejar una leve caricia, seguido de un casto beso en sus labios.

—Hicieron una revisión rutinaria al helicóptero— comentó—digo, siempre hacen una antes de cualquier viaje por mi seguridad— suspiró— nunca han encontrado ningún problema desde que lo he comprado, pero hoy encontraron algunos cables separados, pareciera que los cortaron.

—¡¿Qué?!— preguntó Irina, sorprendida y alarmada al mismo tiempo— ¿Alguien quiere hacernos daño?

—No lo sé, cariño— respondió Vladimir tras soltar un suspiro— pero trata de no pensar en eso, ya están investigando. Usaremos el jet privado para viajar.

—¿No es peligroso?— inquirió preocupada ella, mirándolo directo a sus ojos azul marino.

—No dejaría que te pasara nada, amor— murmuró él, pasando uno de los brazos por los delicados hombros de Irina, para atraerla hacia su pecho, y dejar un beso en su cabellera. La muchacha cerró los ojos al sentir la tibieza de sus labios.— El jet fue revisado minuciosamente por expertos, y está en perfecto estado para viajar, además Boris ya está en el lugar y estará esperándonos con un equipo de seguridad que estará encargado de protegernos.

Ella suspiró entrelazando su mano derecha con la izquierda de él.

—Me siento como en una película de acción— comentó, haciendo reír a Vladimir.

—Nada te pasará— susurró él, envolviendo sus brazos a su alrededor.

La pareja se preparó rápidamente, y una hora y media después ya se encontraban en carretera, yendo directo hacia el aeropuerto. Quien se encontraba conduciendo esa vez era Vladimir, mientras que Irina iba de copiloto, mirando de tanto en tanto a Vladimir, admirando lo guapo y hermoso que se veía conduciendo.

No tardaron más de treinta minutos en llegar al aeropuerto internacional de Moscú, donde en la zona de despegue ya los estaban esperando el piloto y las dos azafatas encargadas de manejar el jet.

Ambos bajaron del auto, y caminaron directo hacia el jet, luego de haber saludado a la tripulación, mientras que uno de los empleados de encargaba de sacar las dos maletas del auto para llevarlas al jet, mientras que otro empleado se encargaría de devolver el vehículo hacia la casa de la pareja.

Una vez estuvieron sentados en los cómodos asientos que poseía el jet, no tardó en salir una azafata, para ofrecerles algo de beber, ambos dijeron no querer nada, y en cuestión de minutos ya el jet se estaba moviendo por la pista de despegue.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora