CAPÍTULO 23

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Capítulo 23

Irina se había quedado un poco shockeada al escuchar esas palabras salir de los labios de Vladimir, fijó su mirada en sus ojos azules miró la determinación y la convicción que había en ellos.

—Pe-pero...— no pudo hablar, pues fue interrumpida por Vladimir.

—No aceptaré una respuesta negativa Irina— le dijo— no permitiré que te sigan haciendo daño y que yo esté lejos de ti para protegerte.

—Pero es una locura— susurra ella, llevándose las manos al rostro al mismo tiempo que un suspiro salía de sus labios— nos conocemos hace...

Vladimir vuelve a interrumpirla.

—No me importa cuanto tiempo llevemos conociéndonos, Irina— susurra Vladimir— la decisión está tomada, no me quedaré de brazos cruzados, ni me iré de aquí a esperar que un día me llamen para decirme que estás muerta— le dice con voz severa.

Al ver el rostro triste de Irina, Vladimir suelta un suspiro para relajar su semblante y sujeta el rostro de Irina con sus manos, impartiendo al mismo tiempo caricias en sus dedos en su delicado rostro.

>> —Entiende que sólo quiero tu bienestar— murmuró, para luego dejar un beso en su nariz, y después bajar hacia sus labios, dejando un beso casto en estos— ¡Dios! No tienes idea de cómo te he extrañado, cariño— susurró sobre sus labios, para luego profundizar en beso.

Era un beso tierno, pero a la misma vez exigente y un tanto desesperado. La pareja se extrañaba y no dudaron un segundo en demostrárselo uniendo sus cuerpos en uno solo.

Las caricias de Vladimir le sacaban suspiros a Irina, y los gemidos de ella a la altura de sus orejas no hacia más que aumentar la pasión y las ganas que los envolvían. Le hizo el amor sin contemplaciones, adorando su cuerpo como ella misma nunca lo había hecho, haciendo sentir amada, querida y protegida, las palabras en ruso que Irina no entendía no faltaron, siendo susurradas por Vladimir de manera romántica, al mismo tiempo que dejaba melosos y pasionales besos en su cuello, hombros y barbilla.

Cuando ambos llegaron al orgasmo, Vladimir se dejó caer hacia un lado arrastrándola a ella con él, para que se acomodara en su pecho.

Vladimir se encargó de acariciar la desnuda espalda de Irina, mientras permanecían abrazados en la cama, tratando de regular sus respiraciones.

El cansancio y el agotamiento de lo anteriormente pasado, no tardó en vencer a Irina, quien no tardó mucho tiempo en dormirse entre los brazos de Vladimir.

Él, al sentirla dormir, no tardó en alejarse de ella despacio, procurando no despertarla, y cuando lo logró, se apuró en vestirse nuevamente recogiendo la ropa que había quedado olvidada en el suelo, cuando estuvo completamente vestido, se acercó a la cama para dejar un beso en su frente, y una vez se aseguró se arroparla, salió de la habitación con paso rápido.

Cuando llegó a la sala del departamento, se encontró con Pia sobre el regazo de Boris, ambos estaban sobre el sofá y parecían muy acaramelados y al mismo tiempo coquetos. Vladimir no tardó en aclararse la garganta y tras dedicarle una seria mirada a Boris, salió del departamento siendo seguido de inmediato por el moreno.

—¿Quiere ir a algún lugar señor?— preguntó Boris cuando ambos estuvieron de camino hacia el ascensor.

—Sí — afirmó Vladimir, mientras que presionaba uno de los botones para pedir el elevador— le haremos una visita a la madre de Irina.

Boris solo le dio un asentimiento, y cuando el ascensor llegó, ambos entraron a éste e hicieron el viaje al primer piso en silencio, cuando la caja metálica volvió a abrir sus puertas, los dos hombre salieron de ésta y caminaron sin perder tiempo hacia la salida del edificio.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora