CAPÍTULO 25

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Capítulo 25

Pasadas unas cuantas horas en el hospital, sentados en la sala de espera, con Aleksey sacando varios temas de conversación e interrogando a Irina, los hermanos pudieron entrar a ver a su padre, Irina no pudo entrar con ellos, pues solo se les daba permiso a los familiares y solo por unos pocos minutos.

Lo primero que Vladimir pudo notar al entrar a la habitación, fue que su padre se encontraba demasiado pálido, y parecía haber perdido peso, pues los pómulos se le marcaban en sobre manera y sus labios se encontraban secos y cenizos.

Se acercó con lentitud a la cama, y una vez estuvo a los pies de ésta un suspiro abandonó sus labios.

—Estarás bien, papá— susurró hace el cuerpo de su padre. Viktor Ivanov estaba dormido así que no había forma en que lo escuchase.

Pasaron cinco minutos en los que Vladimir estuvo con su padre, y cuando el tiempo terminó, fue apurado por una enfermera para que saliera de la habitación, una vez fuera de esta, caminó hacia la sala de espera en donde se encontraban sentados Aleksey e Irina.

Cuando llegó a la sala, no dudó en acercarse a Irina, sentándose a un lado de ella para pasar unos de sus brazos por sus delicados hombros. En ese mismo momento, un profundo bostezo salió de los labios de Irina, Vladimir de inmediato dirigió su mirada hacia su rostro.

—¿Estás cansada? — le preguntó, pero no la dejó responder— por qué pregunto, por supuesto que estás cansada.

—Si quieres puedes llevarla a tu casa— le dijo Aleksey a Vladimir— papá está bien, yo puedo quedarme.

Vladimir dudó, mirando de su hermano a Irina.

—Llevaré a Irina a casa, pero vendré más tarde— aseguró Vladimir, recibiendo un asentimiento de su hermano menor. Tomó tu teléfono del interior de uno de los bolsillos de su pantalón, y marcó el número de Boris.

—¿Señor? — preguntó Boris al otro lado de línea.

—Estaremos bajando en unos minutos, prepara el auto— ordenó y tras recibir una respuesta afirmativa de parte de Boris, volvió a guardar el teléfono— vamos— le instó a Irina— nos vemos más tarde, hermano

Se levantó de la silla de espera, tomando la mano de Irina entre la suya, para comenzar a caminar por el pasillo, hasta llegar al ascensor.

>>— Lamento haber sido tan desconsiderado contigo, cariño— le dijo a Irina mirándola con tristeza— se supone que te traería a Rusia y lo primero que haría era llevarte a conocer la ciudad, pero con lo que le pasó a mi padre...— Irina lo interrumpió dedicándole una dulce sonrisa.

—No importa, ya tendremos tiempo para eso— le dijo tratando de tranquilizarlo.

Ambos entraron a la caja metálica y cuando las puertas de esta se cerraron, Irina no dudó en pegarse más al cuerpo de Vladimir para rodearlo con sus delgados brazos.

La pareja salió del ascensor tomada de la mano, y cuando cruzaron la puerta de salida de hospital, ya el auto se encontraba estacionado enfrente de este, y Boris estaba recostado en él, cuando el moreno los vio salir, abrió la puerta de los asientos traseros para que entrasen.

Vladimir, como todo un caballero dejó entrar primero a Irina al vehículo y cuando ella estuvo acomodada, prosiguió a entrar él.

El último en entrar al auto fue Boris, quien de inmediato, puso el auto en marcha.

—Hacia la casa, Boris— ordenó Vladimir, recibiendo un asentimiento de parte del moreno.

Irina no se resistió, y se recostó en el asiento, dejando caer su cabeza en las piernas de Vladimir. Estaban despiertos desde la madrugada y estuvieron sentados en esas incómodas sillas de espera durante toda la mañana y el resto de la tarde, así que el cansancio pudo con ella y terminó durmiéndose el resto del camino hacia la casa de Vladimir.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora