CAPÍTULO 35

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Capítulo 35

Vladimir se encontraba de camino hacia las empresas Volkov, tenía una amistosa reunión con Dmitry Petrov que no quería desaprovechar, pues sería el momento perfecto para una alianza más fuerte con el implacable hombre.

Habían pasado algunos meses desde que le había vendido sus acciones de las empresas Volkov a Petrov, Después de ese tedioso proceso, donde tuvo a Snezhana detrás de él por algunas semanas. La familia Volkov, contrario a lo que todos pensaban, estaba llena de deudas, por ende, al poco tiempo de que las empresas fueran arrebatadas de sus manos, varias empresas a las que le debían no dudaron en conseguir una orden de un juez, y comenzar a embargar los bienes de la que una vez fue una prestigiosa familia de sociedad.

Esa familia había quedado en la ruina, y por varias semanas fueron el tema principal en las revistas de cotilleo, chismes y farándula. Por supuesto tampoco dudaron en mencionar a Vladimir como el autor de la miseria que vivían los Volkov, a lo que este no hizo mucho caso.

Salió de sus pensamientos, mirando como Boris detenía el auto en la entrada de la empresa, el moreno salió del vehículo y abrió la puerta de los asientos traseros para que Vladimir pudiese salir. Una vez fuera del auto, no dudó en encaminarse hacia la entrada del edificio, mientras que Boris se ocupaba de llevar el auto hacia el estacionamiento subterráneo del lugar.

Al estar dentro de la estancia, fue recibido con el mejor trato posible por los empleados que ya lo conocían desde años.

—Buenas tardes, señor Ivanov — saludó una recepcionista, dedicándole una amable sonrisa cuando pasó por su lado.

—Buenas tardes — respondió cortésmente, mientras seguía su camino hacia uno de los ascensores.

Al estar dentro de la caja metálica presionó el botón del último piso, y esperó paciente que ascensor hiciera el trayecto. Cuando las puertas de la caja metálica se abrieron, no tardó en salir de esta, y caminar por la pequeña recepción del lugar.

—Buenas tardes, señor Ivanov— saludó la recepcionista— el señor Petrov ya lo está esperando.

—Gracias.

Caminó por el largo pasillo, para luego girar a la derecha y, nuevamente recorrer otro pasillo, hasta llegar a una puerta de caoba pura en el fondo. La abrió sin tocar, y cuando se adentró a la estancia, lo primero que sus ojos vieron, fue la imponente figura de Dmitry Petrov, mirando la vista que tenía de la ciudad.

—Dmitry— llamó su atención, al mismo tiempo que cerraba la puerta.

El hombre no dudó ni un segundo en girar su cuerpo, y cortar los pocos pasos que los separaban, para estirar su mano con una enorme sonrisa en los labios.

—Vladimir, es un gusto que hayas aceptado mi invitación— le dijo, y con un ademán de su mano, invitó a Vladimir a sentarse en uno de los sofás que amueblaban la amplia oficina.

—Es un placer para mí que me hayas invitado— le contestó Vladimir, mientras se sentaba en el cómodo sofá de color negro.

—¿Vodka? — preguntó Dmitry, mientras se dirigía al pequeño bar que disponía en la oficina.

—Por supuesto.

Mientras Dmitry se disponía a servir los tragos, Vladimir admiraba los cambios en la oficina. Antes el espacio, aunque tenía un ventanal moderno, era un tanto antiguo, podía apreciar que el color de las paredes había cambiado, antes eran de color crema, ahora estaban pintadas de gris y negro, los muebles también los había cambiado.

>> —Veo que comenzaste con las reformas— comenta Vladimir— ¿Qué piensas hacer ahora?

—Estoy en proceso de cambiarle el nombre a la empresa— reveló Dmitry. Las cejas de Vladimir se dispararon hacia arriba.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora