Profecías Ocultas ✔️

19. La Batalla

Zeus se acercó hasta estar en medio de ambas y nos recordó las reglas antes de empezar.

-Recuerden que sus hechizos o dones no pueden pasar a las gradas. Si lastiman a un dios fuera de la competencia, serán penalizadas con la descalificación automática. No olviden que las ofrendas que se les fueron otorgadas tienen un tiempo límite de una hora desde la primera vez que las utilicen. Finalizado ese tiempo, estarán por su cuenta y no tendrán ventaja alguna. -nos observó a ambas pero estábamos un poco ocupadas dedicándole una mirada asesina a la otra- Bien. ¿Están listas? -preguntó y ambas asentimos- De acuerdo.

El dios olímpico se agachó y extrajo el reloj de arena del suelo. Cuando cayó el último grano de arena, atrajo el techo hacia nosotros y de repente estábamos dentro de la arena en medio de toda una multitud que rodeaba el campo de batalla.

Zeus se alejó hasta llegar a su trono, el cual se encontraba en el centro de los otros dioses olímpicos. Luego dio un paso al frente y alzó los brazos para luego hablar.

-¡¿Están listos para presenciar una lucha entre estas dos mujeres?! -preguntó Zeus a la multitud ganándose la ovación del público- ¡Entonces prepárense! -nos dio una última mirada- ¡Y que comience la batalla! -creó una espada y la lanzó al aire. En cuanto cayó al suelo y el filo se enterró en la arena, lancé el primer ataque.

Creé un arco velozmente y le lancé una gran flecha de hierro a Kassandra, la cual se clavó en su abdomen y a causa de la velocidad del viento y la fuerza con la que la había lanzado, ella cayó al suelo. Sin embargo, extrajo la flecha de su cuerpo y me lanzó una lanza que logré evitar gracias a que creé un escudo de fuego a tiempo. Kassandra, sin desperdiciar un minuto más, tomó la peineta que le había obsequiado Deméter para crear una gran rama con ella, la cual atrapó un rayo que extrajo del cielo y convirtió la rama en un látigo cargado de electricidad. Entonces comenzó a azotar mi escudo protector sin detenerse.

Después de recibir cinco latigazos, deshice el escudo y me dispuse a tomar el látigo, cosa que logré en la primera oportunidad que tuve. Luego, lo halé hacia mi, provocando la caída de Kassandra aunque rápidamente se puso de pie. Dio un gran salto acercándose a mi para así poder encestar un fuerte golpe en mi mandíbula.

El golpe me obligó a voltear la cara pero enseguida me repuse y le di un cabezazo que la hizo tambalearse. Mientras ella perdía el equilibrio, forjé una daga con púas llena de veneno y le corté la garganta. Ella sostuvo su laringe desgarrada.

-¿Qué tal se siente, maldita? -encesté una patada en su rodilla derecha que ocasionó que el hueso se fracturara- ¿Qué tal se siente que te corten la garganta? -clavé la daga en su abdomen y la retorcí mientras la veía apretar sus dientes intentando no gritar- No es lindo, ¿cierto? -extraje la daga de su tórax y le di otra patada justo en la herida que acababa de crear.

Ella se retorció en el suelo mientras sus ojos, nariz y oídos derramaban sangre. Yo decidí esperar a que se recuperara porque realmente quería pelear con ella, pero entonces escuché a Demetrius en mi mente.

-¡¿Qué demonios estas haciendo?! ¡Acábala!

-No aún. -respondí severa.

Le hice un corte en el brazo con la daga para después desintegrarla.

-Levántate. -rugí con fuerza en un susurro.

Ella siguió retorciéndose por unos segundos más pero luego no perdió el tiempo. Me atacó con fuerza al dar un gran pisotón al suelo haciendo que yo casi perdiera el equilibrio pero no lo hice. Sin embargo, ella intentó aprovecharse igualmente y desde la distancia, creó una pequeña roca que luego me lanzó e hizo explotar frente a mi. A pesar de verse inofensiva, la roca no solo explotó, sino que expidió más de cincuenta armas que se enterraron en mi piel, y algunas hasta me atravesaron. Por suerte, ya me había acostumbrado al dolor y lo único que tuve que hacer fue sacar todas las armas de mi cuerpo de una sola vez para luego destinarlas hacia Kassandra, pero ella fue más rápida y se cubrió con un escudo, así que pensé que tal vez necesitaba intentar algo mejor.