03. Error

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Reuní la valentía suficiente para dejar mis miedos atrás y me preparé para atravesar el espejo.

Elevé una de mis manos y volví a tocarlo, esta vez ningún paisaje fue revelado sino que permaneció aquel cielo frente a mis ojos. El espejo era bastante grande, de hecho, era más grande que yo, por lo que introduje mi pie sin esfuerzo para dar un paso dentro de él, cosa que me llevó a pisar una superficie firme la cual supuse sería uno de los escalones. Tomé aire y traspasé por completo el espejo, quedando frente a las escaleras que había visto anteriormente, sin embargo, al dar media vuelta no había ni un rastro de aquel espejo, solo había una nube que me provocó un poco de miedo ya que tenía miedo a caer a pesar de tener alas. Aún así, perdí el equilibrio y caí, aunque para mi suerte, la nube era suave y resistente. Ella soportó mi peso y evitó que cayera al vacío ya que no veía nada más que nubes abajo de mí. Suspiré del susto y hablé conmigo misma.

-¿En serio, Vanessa? ¡¿En serio?!

Me levanté y sacudí los restos de nube que quedaron sobre mí aunque pronto se desvanecieron y de paso vi mis sucios pantalones. No me había dado cuenta de que mi piel y mi ropa estaban tan manchadas, mi ropa tenía sangre por todos lados y roturas en muchas partes, supongo que Kassandra no fue muy delicada al dejarme en aquel lugar con paredes de piedra. Mi piel estaba tan sucia que parecía haber salido de una chimenea, además, aún tenía los restos de sangre que dejaron mis heridas ya curadas. Dejé de prestarle atención a eso, es decir, no tenía duda de que necesitaba un baño pero eso no estaba en mi lista de prioridades, por lo que me dispuse a subir las escaleras con un poco de prisa. Al llegar al que había visto como último escalón, resultó ser que era una especie de pasillo acolchado que tenía que atravesar para subir otro tramo de escaleras, ¿cómo no se les ocurrió poner un ascensor? Me golpeé mentalmente y seguí andando hasta subir los otros escalones. Por fin llegué al final de estas cuando visualicé a una mujer morena junto a unas rejas, ella me resultaba conocida, así que comencé a concentrarme en los detalles un poco más y caí en cuenta de que era Mónica, la chica que salía con Derek. Me acerqué a ella con clara incertidumbre en mi mente y opté por intentar resolver mis dudas, pero antes, retrocedí unos cuantos escalones, me saqué el casco y lo oculté ya que supuse que era mejor que me viera y no supiera que yo era la actual portadora del casco de Hades. De todos modos, aún no sabía si ella era de fiar. Volví a subir y le hablé.

-¿Dónde estoy? ¿Qué haces aquí y quién eres? -ella tomó mi mano, cosa que me calmó al instante y habló.

-Ya conoces mi nombre pero no mi especie. Soy la mensajera de Ava y un angel.

-¿Quién es Ava? -pregunté de inmediato.

-Pronto lo descubrirás, pero ahora tienes que moverte. Vamos, te guiaré.

Soltó mis manos y me hizo una seña con la cabeza indicándome que debía seguirla, cosa que hice de inmediato. Pasamos las puertas y procedimos a caminar por un extenso pasillo que solo nos permitía ver un cielo raso, ya no veía nubes. Nos aproximamos a otras puertas que también cruzamos para luego encontrarnos en una habitación muy elegante y a la vez antigua, sus paredes eran blancas con ventanas que le daban paso a la luz del sol, había estatuas de angeles por doquier y una chimenea plateada hermosa. Nos sentamos en un blanco sofá frente a la chimenea, estuvimos en un silencio sepulcral durante varios minutos hasta que no soporté más ya que no tenía tiempo que perder.

-¿Qué estamos esperando?

-A Ava. -esperé cinco minutos más por decencia pero la desesperación me ganó.

-Lo siento -me levanté alterada y con la respiración agitada- pero no puedo perder más tiempo. ¿Cuál es la salida?

Fui interrumpida por una voz femenina a la que le daba la espalda. Me giré y vi a una mujer de un cabello castaño muy claro y con destellos crobrizos.

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