23. Un Tiempo de Calma

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No tardamos mucho en llegar de nuevo a mi casa, así que en cuanto aterrizó, Demetrius me dejó en el suelo y me abrazó una última vez...

-Todo estará bien... -susurró con voz tan melodiosa que casi me lo creo.

-No lo estará... Mónica dijo...

-No me importa lo que ella dijo. Cuando hablemos con las Moiras sabremos más... ¿De acuerdo? -asentí.

Tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos para a continuación besar mis nudillos con delicadeza.

-Vamos, Rebecca estará esperándote... -asentí.

-¿Qué harás tú? -le pregunté.

-Nada por ahora. Tranquila, te avisaré si hago algo. -sonrió.

Desvié mi mirada y ella asintió.

-Yo lo cuidaré. -asentí.

Demetrius tocó la puerta y en un par de segundos, Lexie abrió la puerta. Se veía adormilada y en pijama todavía, pero al vernos tomados de la mano se despertó.

-Pasen, chicos, ¡pasen! -dijo con una sonrisa.

Le sonreí de vuelta y observé a Demetrius, quien asintió mientras soltaba mi mano.

-Está bien... -dijo en mi mente y yo lo repetí.

-Está bien... -tenía que creérmelo...

Lexie se hizo a un lado y me dejó pasar, entonces cerré la puerta mientras ellos me veían desde el otro lado.

-Dime, ¿qué rayos fue eso? -dijo impactada- ¿primero aparecen tomados de la mano y luego te deja ir?

-Tiene cosas que hacer, Lexie... -me encogí de hombros y rasqué mi cabeza tratando de pensar.

-¡Pues que las haga aquí! -dijo con emoción.

-Debe ir a su casa, Lex. -sonreí intentando fingir que todo estaba bien y no había visto a su hermano muerto hace unos minutos...

-Bueno... ¡está bien! Entonces al menos cuéntame qué pasó entre ustedes y desde cuando están juntos. -pidió con una sonrisa ilusionada.

-Desde... ¿hace unos días? -dije dudosa ya que no llevaba la cuenta.

-¡¿Desde hace días y no me dijiste nada?! -gritó emocionada pero un poco molesta, aunque apenas se notaba.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Rebecca desde las escaleras, las cuales iba a bajar como una persona normal pero en vez de eso, las bajó de nalgas. Reí por verla hacer eso.

-¡Está con Demetrius! ¡Te lo dije! -Lexie le sacó la lengua.

-¡¿Qué?! ¿Es en serio? -dijo con cara de fastidio.

-Lamento decírtelo. -me encogí de hombros.

-Demonios. -sonó malhumorada.

Se devolvió por las escaleras y al cabo de un par de minutos volvió con veinte dólares que le entregó a Lexie.

-Toma. -rodó los ojos.

-¡Muchas gracias, fue un placer hacer negocios contigo! -dijo mientras estiraba el billete.

-¿En serio hicieron una apuesta? -pregunté.

-Lamentablemente... -dijo Rebe suspirando- No sé ni para qué, era obvio que ibas a caer. -me hice la sorprendida pero hasta yo sabía que tarde o temprano sucedería.

-¿Entonces para qué apostaste?

-Tenía fe. -se encogió de hombros y yo le golpeé un brazo, a lo que ella respondió con un almohadazo que no sé de donde salió.

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