02. Escapar

999 145 78
                                    

Al estar de vuelta en el Inframundo, salté de nuevo pero esta vez abrí un portal que me llevaría directamente al salón de la piedad. Al aterrizar de pie, mis huesos sonaron levemente, no me preocupé porque eso solía suceder cuando no caía de la forma adecuada.

Me adentré un poco más al centro del salón para tener una vista completa pero aún no había nada y mucho menos se habían revelado las personas bajo el efecto de la pócima. Esperé atento durante diez minutos y nada pasaba. Por ello comenzaron a acecharme pensamientos de tortura con los que podría fantasear Hades si Vanessa no le daba lo que quería.

No sé si fue por suerte o por desgracia pero mi padre y Lucifer entraron en la habitación con aires de frescura, como si nada hubiera pasado. Me reí internamente porque era obvio que algo ocultaban y que pensaban que no me daría cuenta. Sin embargo, sabía que no dirían nada.

-¡Demetrius! -dijo con fingida emoción.

-Padre. -suspiré cansado de tanta actuación.

-¡Que alegría encontrarte aquí, muchacho! -exclamó Lucifer con una amplia sonrisa.

-Déjense de tonterías. -dije sin esperar más- Si quieren podemos jugar a fingir luego, ahora quiero respuestas.

-¿Fingir? -Hades aplaudió como un idiota- ¿Quién está fingiendo? -miró a su aprendiz- ¿Tu estás fingiendo?

-No, no estoy fingiendo, ¿y tú?

-¿Yo estoy fingiendo? -se preguntó a sí mismo- No, no lo hago. -sonrió y volvió a verme- Aquí nadie finge. -par de idiotas.

-¿Dónde están?

-Directo al grano como siempre. ¿No pierdes tiempo, eh?

-¿Dónde están? -repetí.

-¿De quién hablas? ¿Del chico o la chica?

-¿Dónde están? -pregunté una vez más con la poca paciencia que aún podía preservar.

-Mmm. Déjame pensar...

No toleré más estupideces y creé una espada bañada en una sustancia viscosa y negra que era un veneno cuyo efecto era paralizante hasta que pasara el efecto o el creador lo decidiera. Además, le añadí un poco de fuego para que el efecto fuera más eficaz y la lancé directamente a su pecho. Por desgracia, él logró detenerla a tiempo colocando su mano frente a su pecho y dejando caer el arma al suelo. Apenas llegó a pinchar su palma, lo cual no era demasiado pero bastaba por ahora.

-¿Así que usaremos viejos trucos, eh?

-Admito que no fue mi idea pero tampoco me disgusta. -sonreí con falsedad.

-No te veía actuar así desde que peleaste en la arena.

-Bueno, hay viejos hábitos que nunca mueren. -dije con indiferencia- Ahora, ¿qué te parece si me dices dónde los tienes? -insistí.

-¿Tener a quién, muchacho? -habló como si no supiera nada. Sin embargo, ya el veneno comenzaba a hacer efecto ya que pronto lo vi tendido en el suelo, lo único malo es que seguía conciente.

Tomé a Lucifer por el cuello aunque éste se resistió e intentó zafarse de mi agarre, lo llevé cerca de Hades y alargué unas uñas de metal caliente para enterrarlas donde mis manos habían estado.

De repente aparecieron bastantes demonios detrás mío dispuestos a atacar a quien estaba frente a ellos. Al girarme, fueron testigos de que sostenía a Lucifer por el cuello y que mi rostro no demostraba piedad ni compasión alguna. Entonces retrocedieron acobardados sabiendo que nadie había intentado atacar a aquel ser. Yo por el contrario, tenía algo más que un ataque en mis planes.

Profecías Ocultas ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora