01. Engañado

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Vanessa

Nuestro viaje al Inframundo no fue largo debido a que Balthasar iba a una gran velocidad, pronto estábamos cerca de aquel hoyo negro que solo había visto una vez... Recordé las palabras de Demetrius y me aseguré de sellar mis oídos mentalmente porque aunque mi concentración estuviera centrada en salvar a Derek, esta vez no lo tenía a él para ayudarme. Esta vez debía hacerlo sola...

Atravesamos el hoyo y descendimos hacia el bosque, salté en medio de susurros ya que a pesar de enfocarme en ahogar aquellas voces, aún podía escuchar algunas palabras. Al caer observé a Balthasar en el aire, él me veía con lástima, no entendí por qué pero sus ojos me miraban con tristeza. ¿Acaso quiso decirme algo y no lo hizo? Decidí mantener la duda, al regresar podría preguntarle... la cuestión era regresar...

Seguí avanzando hasta la fogata donde de repente apareció el rostro de Hades formado por llamas.

-Llegas tarde.

-La carta no indicaba hora de llegada. -recordé y él resopló.

-Sígueme.

Su rostro desapareció, por lo que supuse debía entrar en la fogata y eso hice. Apreté mis dientes intentando soportar aquel dolor tan abrasador que no había sentido la primera vez ya que Demetrius me protegió. Suspiré y aparté su nombre de mi mente. No me perdonará si no salgo con vida...

Esta vez no estaba la pared de espejo, sino que estaba frente a un salón realmente elegante y sombrío. No vi a Derek en ningún lado, solo estábamos Hades y yo.

-¿Dónde está Derek?

-Calma, te lo diré en cuanto hayamos hablado.

-¿Qué quieres?

-Debemos comenzar por el principio, ¿no te parece?

-No necesito lujo de detalles.

-¡Oh, claro que sí! Así que... Lucifer, únete a nosotros por favor.

De repente Lucifer se reveló sentado en uno se los sofás que habían en el lugar. Estaba ingiriendo una sustancia de un frasco similar al que yo recibí, por no decir que era idéntico.

-¿Qué tenía el frasco? -pregunté con desconfianza.

-¿El pequeño que te envié? -asentí- Una ligera poción que no te permitirá comunicarte con Demetrius e incluso no sabrá que estamos aquí. -sonrió cínico- Nosotros también bebimos la poción así que no nos verá ni escuchará a ninguno.

-¿Cómo sabes que será efectivo?

-Míralo por ti misma. -dirigió su mano detrás mío hacia una parte vacía del salón donde apareció un Demetrius alterado que observaba hacia todos lados.

-¡Demetrius!

Corrí hacia él y traté de hacer que me escuchara o me sintiera pero por más que lo golpeara, no me escuchaba, era como si yo no existiera. Al parecer no tenía opción y sí iba a hacer esto sola. Lo que no entendía era ¿por qué no permitir que le dijera nada a Demetrius si ni siquiera puede oírme o verme?

Él se marchó hacia otro lugar y yo me giré aceptando que no sabrá que estoy aquí a menos que pase el efecto de la poción.

-¿Por qué no permitir que viniera conmigo si ni siquiera puede verme o sentirme? -inquirí.

-Porque de haberle dicho, hubiera sabido qué hacer y no es lo que me conviene. Necesitamos hablar, con Demetrius aquí no podría pronunciar una palabra así que antes de perder la paciencia, te recomiendo que dejes de hacer preguntas y escuches nuestra propuesta. -en esta familia tienen un pésimo temperamento.

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