Apoyo

589 48 213
                                    

—Una amiga de verdad es quién intenta levantarte cuando te has caído, y si no logra levantarte, se acurruca a tu lado para escucharte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Una amiga de verdad es quién intenta levantarte cuando te has caído, y si no logra levantarte, se acurruca a tu lado para escucharte.

—Anónimo.


ALEXIA


—¿Estás segura de lo que vamos a hacer, Alex? Ni siquiera quiero mirarla a la cara —murmuró Emma en un hilo de voz tan imperceptible, estaba tan destrozada como yo—. Aún no lo creo.

No dejé caer ni una sola lágrima más, ya había llorado lo que tenía que llorar y había sido suficiente, en estos momentos ambas debíamos mantenernos firmes y cuerdas para apoyar a Camila.

A pesar de que ella siempre ha sido la más fuerte de todas, esto había sido la gota que derramó el vaso, y hasta la persona más fría e indiferente puede llegar a estar mal.

Apagué el motor cuando llegamos a la casa de Melissa y miré a Emma de manera determinante.

—Esa desgraciada me va a escuchar, porque después de lo que hizo no se va a ir como si nada —Ambas nos bajamos del auto, yo con un ramo de flores negras.

Cuando Camila me pidió que buscara un investigador privado entre los contactos de mi padre, Melissa había llegado a mi casa ese día, pues iba a quedarse a pasar la noche.

Yo aproveché que papá no estaba y entré a su despacho, Melissa por su puesto entró conmigo y comencé a buscar entre los papeles de papá algún contacto que me sirviera.

—¿Qué diablos buscas Alex? —Inquirió cruzándose de brazos. Tomé una libreta con números y nombres anotados.

—Cami me pidió que le consiguiera un investigador privado —murmuré sin mirarla.

—¿Eh? ¿Para qué?

—Quiere investigar a Jayden —Sonreí con picardía cuando la miré. —Por Dios, ¿viste como le queda el uniforme a ese chico? ¿Lo tremendamente alto que es? —Me abaniqué el rostro con una mano—. Es que me dan ganas de decirle a papá que me consiga un chofer así.

Melissa emitió una risa y se paró a mi lado viendo con curiosidad cuando anotaba el número en una pequeña hoja de notas.

—¿Y quién no? Cami tiene tanta suerte...

Ambas nos bajamos del auto, cuando entramos a la mansión una de las empleadas, una señora algo regordeta y amable nos permitió pasar porque sabía  que éramos amigas de Melissa y no nos anunciaba.

—Me alegra que estén aquí, ella realmente necesita de sus amigas. Ha estado muy mal —Nos informó con genuina preocupación, Emma trató de no rodar los ojos o hacer un gesto irónico.

Yo me limité a hacer un puchero y llevé una mano a mi pecho fingiendo lástima.

—Y para eso estamos las amigas, para apoyarnos en todo —Le dije con fingida dulzura—. Iremos a ver cómo sigue Mels, con su permiso.

Inevitable Destrucción (Libro#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora