"Aprecia a las personas frías. Porque, lo poco que muestran es verdadero."
—AnónimoCAMILA
En cuando Jayden cerró la puerta me sentí como una idiota. Aunque mis ojos comenzaron a aguarse tentándome a llorar como una completa estúpida no lo hice.
¿Qué ocurrió? ¿Por qué se detuvo así?
No entendía nada. Al principio parecía morirse por mi y hasta unos instantes lo creí así. Al cabo de unos segundos cambió completamente. Él piensa que estoy jugando con él, en realidad no estaba jugando solo estaba confundida de cierto modo.
Mejor que no me provocara con su jueguito confuso porque si me daba la gana también podía jugar con él. Los chicos creen que son los únicos que pueden jugar y confundir a alguien, que equivocados están, nosotras creamos el juego.
Me puse mi vestido nuevamente. Me sentí algo humillada, tanto que ni siquiera quiero mirarlo.
¿Y si tal vez no le parezco suficiente?
Si no le pareces suficiente a un chico, no te agobies por eso. Lo importante es como te sientes contigo misma, y que, sobre todo, estés consciente de lo que vales.
Así que déjate de tonterías babosa.
Parpadeé varias veces y me mentalicé dándome mi propia charla emocional. ¿Llorar por un idiota? Ni de broma.
Ese día no quise salir de mi habitación, solo me la pasé viendo series, era de esos días donde no quería saber nada de nadie. Le aseguré a mi papá que solo me sentía un poco mal pero nada grave. El domingo pretendía continuar con los mismos planes, no salir de mi habitación en lo absoluto, sabía que en este fin de semana Jayden no se había ido a su casa y, honestamente, no tenía ganas de verlo.
Antes de que pudiera poner el capitulo de mi serie recibí una llamada. Me sorprendió que esta fuera de Félix.
—¿Qué ocurre? —pregunté cortante. Aunque estimaba mucho a Félix y era de las pocas personas que tenían mis respetos no estaba de buen humor.
—Cami... —comenzó a decir de forma seria. No tenía ese toque alegre de siempre. Eso me alarmó—. Creo que ya encontré a los responsables de que recibas anónimos y todos esos ataques.
Casi me ahogo con mi propia saliva y me paré de la cama parpadeando atónita.
—¿Qué?
—Te veo en el parque que queda en... —comenzó a explicarme donde podíamos reunirnos y asentí a pesar de que él no podía verme. Conocía la dirección.
Cuando colgué, busqué unos zapatos rápidamente, me los coloqué y me llevé mi cartera y mi teléfono.
Bajé las escaleras con vehemencia. Iba a pedir un taxi, primero porque por ningún motivo me iría con Jayden y tampoco quería que algún otro empleado lo hiciera porque tenía prisa y si me tardaba mucho mi papá me pediría explicaciones.
ESTÁS LEYENDO
Inevitable Destrucción (Libro#1)
Teen FictionNo logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...