No logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...
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CAMILA
Estuve un rato con las chicas, bailando en pareja, esta vez mi pareja era Melissa.
—Cami, bailas divino, ¿de casualidad no quieres casarte conmigo? —preguntó entre risas antes de dar una vuelta y tomar mi mano otra vez.
—Ya estoy casada con la pelirroja, pero puedes ser mi amante. —le seguí la corriente.
—Algo es algo. —fingió dramatismo pero le golpeé el hombro a lo que ella río.
Entonces nos quedamos un poco confundidas cuando Emma dejó de bailar con Alex para mirar su teléfono con una o expresión afligida y preocupada.
—Regreso enseguida... —murmuró de manera torpe y desapareció. No quería prestarle mucha atención, pero lleva unos días comportándose de manera extraña.
—¿No creen que Emma está últimamente rara? —hice una mueca dándole la razón a Alexia.
—Chicas, estamos hablando de Emma. Ella es rara de por sí. —bromeó Melissa.
—Tal vez estamos un poco paranoicas. —le dije a ambas. Ya no sabía ni en que pensar, así que si pasaba algo con Emma, esperaría a que ella misma lo aclarara porque no puedo seguir haciéndole de detective todo el maldito tiempo.
—Disculpa, ¿Tú eres Camila Anderson? —todas miramos a un chico y sus ojos claros me observaban intrigado.
—Pues así me pusieron mis padres, así que supongo que sí. —Alexia y Mels rieron y esta última me dio un codazo.
Me entregó una nota, —Hace unos momentos dejaron esto para ti.
—¿Quién? —inquirí teniendo un ápice de esperanza al creer que había una posibilidad de saber quién estaba detrás de todo esto. Quiere decir que los involucrados con los anónimos están aquí en esta fiesta.
Idiotas.
Él se encogió de hombros, —No tengo idea. Solo la dejaron recalcando que debía ser entregada a ti. Lo siento. —finalizó antes de marcharse como si nada.
—Hijos de...
—¿Qué es lo que dice? —curioseó la pelirroja con intriga.
Suspiré y las dos se juntaron de forma confidencial para leerlo conmigo.
"Te saldrá cara tu bromita"
—¿En serio? ¿No podían mandarme un texto y ya? —Inquirí como si el pequeño papel tuviera vida y lo hice pedazos.
Me tienen harta.
—¿A qué bromita se refieren, Camila? —me preguntó Alexia cruzándose de brazos. Melissa también me miraba de la misma forma, como si ambas se sintieran ofendidas por haberles ocultado algo.