Los hermanos Pratt

791 81 229
                                    

CAMILA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




CAMILA

—¿Y al final qué? ¿Estás o no embarazada? —inquirí, anotando algunas cosas en mi cuaderno.

—¡Afortunadamente no! —soltó un chillido dejando en evidencia su emoción como si se hubiera quitado un enorme peso de encima. La profesora le exigió con un semblante molesto que guardara silencio. Sky, después de disculparse, retomó la conversación fingiendo que anotaba los apuntes. —Ya sabes lo que dicen, sustos que dan gustos. —emitió una risita y suspiró—. Además, finalmente logré terminar con ese idiota. —bufó—. No pienso volver con él.

Detuve lo que estaba escribiendo para mirarla aburrida.

—Aja.

—Oye, hablo en serio, no pienso volver con él.

—Es como la novecima vez que dices eso.

Abrió su boca ofendida, —Que poca fe tienes en mí maldita sin corazón.

—¿Tienes idea de todas las veces que vi a mis amigas terminar y volver con el mismo idiota? —reí, recordando todas las veces que gasté mi saliva y mi tiempo en aconsejarlas para que al final, hicieran lo que les daba la gana.

Cuando yo me di cuenta de lo basura que era mi ex novio lo mandé al diablo en menos de nada. A pesar de que me dolió, no soy de esas personas que dan segundas oportunidades.

Me fallas una vez y me pierdes para siempre.

—Pero prometo que esta vez será definitivamente. —aseguró manteniendo su postura.

—Ojalá sea así, ¿sabes? Valemos demasiado como para mendigar el amor de algún idiota que no nos merece.

—Tienes toda la razón y odio que tengas la razón. —emitió una risa cuando le saque el dedo de en medio. —De todas formas, gracias por haber escuchado mis dramas. Eres una perra, pero muy en el fondo tienes tu corazoncito.

Yo resoplé con burla, —Ay por favor, no te pongas sentimental, no se me dan estas cosas. —hice un falso puchero llevándome una mano al pecho.

Chasqueó la lengua y fingió verme con desaprobación.

—Retiro lo dicho, eres una perra con corazón de piedra.

Cuando la clase culminó, me despedí de ella y se juntó con otro chico para luego emprender su camino.

Continué caminando en dirección contraria que era donde quedaba la cafetería para reunirme con las chicas. Por el momento estaba un poco relajada porque los anónimos no habían dado señales, en realidad, sabía que tanto silencio por su parte podía tratarse de algo peligroso, pero me permiti aprovechar unos momentos de paz antes de que volvieran a martirizarme.

Por otro lado, Jayden y yo estábamos intentando mantener las cosas en paz, eso no quitaba que de vez en cuando nos peleáramos por tonterías, pero ya no era algo tan intenso como antes, al menos comenzaba a acostumbrarme a su presencia sin querer sacarlo a golpes de mi casa. Las cosas entre nosotros a veces parecían ser demasiado intensas, como si todo se fuera al extremo y no hubiera un punto medio, entonces entendí que debo aprender a mantenerme al margen, porque, al fin y al cabo, nada iba a ocurrir entre nosotros y no me interesaba en ese sentido romántico ni mucho menos.

Inevitable Destrucción (Libro#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora