No logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Lo que otras personas piensen de ti, es su realidad, no la tuya. "
—Anónimo.
CAMILA
—¿Cómo fue tu primer beso? No me digas, fue con tu primer novio o algo así —quiso búrlarse con eso del beso verdadero y todas esas idioteces.
Negué con la cabeza mirándolo a los ojos.
Estábamos hablando sobre tonterías de nuestro pasado, como el primer beso, vergüenzas que alguna vez hayamos pasado y todo ese tipo de temas sin mucha importancia.
—No, fue a los catorce con un chico que no era mi novio.
—Ah, un beso con un compañero de clase —concluyó y volví a negar.
—No era mi compañero, antes me fijaba en los que eran más grandes que yo...
Abrió sus párpados sorprendido, —¿Qué? ¿Cuánto?
Fruncí sus labios para no reír pero me fue inevitable, —Como ya te dije yo tenía catorce y él... diecinueve.
—Maldición Camila —dijo estupefacto.
—Me mató la curiosidad, ni modo —comencé a reír—. Además me enseñó a besar bien, no me puedo quejar. Y no quería besarme con un inexperto de mi edad —hice una mueca de asco.
Y vaya que besaba bien ese maldito, aunque ni siquiera recuerdo cómo se llamaba, pero si recuerdo que varias veces me dejé llevar por unos buenos besos y hasta ahí.
—Que pervertido, ¡eras una niña! —frunció el ceño y se estremeció en horror—. ¡No me imagino tirándome a una niña de catorce años! Qué tipo tan aprovechado.
—Ya cálmate que te dará algo —me burlé—. ¿Que te hace pensar que él se aprovechaba y no yo?
—¿El hecho de que eras una niña?
—Niña, pero no idiota —dije con obviedad.
—Estás loca.
Ambos estábamos acostados mirando el techo. Nos sorprendió que, al dejar nuestras diferencias a un lado surgían muchos temas interesantes de conversación.
Después de todo una pregunta de mi parte surgió de la nada, sin haberme puesto a pensar antes de hacerla.
—¿Algún día me presentaras a tu familia?
La sonrisa que él irradiaba se esfumó en cuestión de segundos para mirarme confuso. Sabía que no debí hacerla, ni siquiera éramos novios, pero a veces tenía muchas ganas de saber más cosas de él. No podía culparlo habían muchas cosas que ninguno conocía del otro, yo aún no era capaz de contarle cosas sobre mi pasado, y Jayden aunque era más relajado que yo no andaba contando sus cosas personales.