13. Rojo

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—Tenemos un problema —llegó diciendo Agata.

Los demás, que compartían espacio en la sala de la casa, le prestaron la debida atención para que siguiera hablando.

—Me acabo de enterar por la página web de B.L.U —dijo Agata mostrando su tebzion con cobertor rosa—. Mañana vendrán unos doctores a tomar muestras de sangre de todo el alumnado.

—Entonces, sí que tenemos un problema y es uno gordo —comentó Naina.

Cerró el libro que se encontraba leyendo antes. La situación requería de su completa atención al ser tan grave.

—Los humanos no pueden ver nuestra sangre. Se sorprenderían al ver colores como el azul o el verde, o directamente encontrar sangre incolora como el agua —Allan señaló a Ryan al decir lo último.

El príncipe de Verano se alzó de hombros dándole la razón. Si la sangre de las personas del reino cálido ya era extraña en Staciony, para qué hablar de lo que pensarían los terrestres.

—Ojalá solo se sorprendieran. Nos llevarían a laboratorios científicos, nos encerrarían y nos harían pruebas —planteó Agata.

Todos se estremecieron con la sola idea. No estaban dispuestos a dejar que eso sucediera de ningún modo.

—¿Que deberíamos hacer? —preguntó Ryan.

Los cinco se pusieron a pensar.

—Tengo una idea —dijo Kya después de algunos minutos—. La composición de mi sangre es igual a la humana. El color es el mismo. Yo podría hacer pasar mi sangre por la suya. No notarán ninguna diferencia, ni siquiera a nivel microscópico.

—Esa sería una buena idea. Solo los doctores de Staciony saben detectar la diferencia entre sangre otoñal y sangre humana —aceptó Ryan.

—¿Pero eso no sería riesgoso? Estamos hablando de cinco muestras, una por cada uno de nosotros ¿Cuánta sangre perderías en un solo día? —cuestionó Allan.

—Mucha —mencionó Agata. Ya comenzaba a descartar ese plan.

No era recomendable que te extraigan tanta sangre y menos para una mujer. No expondría a su amiga a ello.

Kya se le acercó y puso una mano en su hombro.

—No tenemos otra opción —le susurró, su mirada era seria y sus palabras estaban cargadas de decisión—. Es eso o nada. No podemos arriesgarnos a que los humanos descubran Staciony.

Desde tiempos ancestrales su mundo había sido ocultado de los humanos, de sus radares y de sus telescopios. Si llegara a ser descubierto lo más probable es que fuera objeto de una nueva conquista.

Según los stacionenses, los terrícolas tenían una naturaleza egoísta. Dañaban su propio hogar hasta casi hacer colapsar La Tierra. Actualmente llevaban a cabo planes para trasladarse a la Luna, su satélite más cercano, y posiblemente ensuciar su esplendor.

Claro que en caso de enfrentamiento, Staciony tendría todas las posibilidades de ganar a La Tierra por su alto desarrollo. Sin embargo, no se expondrían a ello, era una pérdida de tiempo y gasto que no merecía la pena.

En conclusión, Kya llevaba razón. Debían mantener a Staciony oculto sin importar el método. Los otros se quedaron mirándola otro rato, hasta que terminaron por acceder.

—Bien, tracemos un plan fiable —propuso Naina.

Se pusieron manos a la obra. Las capacidades para trazar estrategias que las clases monárquicas les habían moldeado, sirvieron de ayuda.

Staciony✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora