La brisa fría golpeó su rostro cuando corrió detrás de él. El clima en el territorio intermedio era siempre muy cambiante. Ese día en particular el aire era fresco de una manera agradable.Encontró al chico parado en medio del bosque, con la mirada en el suelo. Dudó un poco antes de tocar su hombro para hacerle notar su presencia.
—Kya —la nombró este, alzando la mirada en su dirección.
La castaña sostuvo la respiración al notar las pequeñas lágrimas en los ojos de Allan.
—Estoy aquí. Estoy contigo.
Aquello fue como un susurro, para que el bosque, sus árboles y animales no se enteraran. Por ello, el silencio que le siguió dejó escuchar con claridad los sonidos de la fauna. Un ave trinaba sobre su nido mientras las ardillas recolectaban alimento entre chillidos bajos, parecían estar preparándose para momentos difíciles.
Allan observó a la chica por un instante, antes de dejarse llevar. La abrazó con fuerza, escondiendo el rostro contra su pecho.
Kya dejó salir una respiración corta. La acción la había tomado desprevenida. Rodeó sus hombros y le devolvió el abrazo.
—Llorar está bien —le mencionó de manera suave, después de algunos segundos—. Házlo si lo necesitas.
Entonces, Allan lloró sobre su hombro, todas las lágrimas que tiempo atrás le habían obligado a no mostrar. Aquello no había sido correcto. Retener los sentimientos no ayuda.
Todo el mundo, todo ser pensante y con emociones humanas, tiene derecho a sentir. Por tanto, es propenso a quebrarse en algún momento.
En efecto, el príncipe de Invierno se había roto emocionalmente. Su llanto no controlado daba crédito de ello.
Kya acarició su espalda con dulzura, esperando paciente a que se recuperara. Lo vió alejarse un poco, aún sin soltarla. Seguía mostrando una expresión de debilidad emocional.
—No hubo nada de sentimiento, Kya —mencionó frotándose el cabello rubio sobre los ojos llorosos—. Fue prácticamente una...
Kya lo frenó negando con la cabeza.
—No pienses eso. No te hará bien.
—Leer sus pensamientos me aterra —confesó Allan en voz alta—. No puedo ni siquiera intentarlo. Tengo miedo de lo que podría encontrar en ellos.
—Entonces no lo hagas —le indicó Kya volviendo a traerlo más cerca de ella. Acarició su cabello en gesto protector—. No quiero que te sientas mal.
Allan respondió con un sonido afirmativo. Recostó la cabeza sobre su hombro y respiró lentamente. Permanecieron así un par de minutos.
—No te alejes, por favor —pidió, retractándose de inmediato. —Disculpa. No es mi intención incomodarte.
El chico se aclaró la garganta y tomó distancia.
—No, no me... —intentó decirle Kya.
Se detuvo al ver a alguien pasar por su lado. Corría hacia una dirección desconocida, a mucha velocidad. No se veía nada bien.
—¿Naina? —inquirió Allan preocupado.
Darian estaba indeciso pero terminó decidiendo involucrarse.
—Dejen que yo hable con ella —propusó.
Sintió la inicial negativa por parte Allan, sin embargo su medio hermano terminó por acceder. Entonces, se encaminó por el camino en que fue Naina.
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Staciony✓
FantasíaEn un planeta dividido en cuatro reinos que se han estado matando entre sí durante años, los príncipes y princesas herederos se odian los unos a los otros desde la cuna. Cuando el equilibrio mágico se ve amenazado, los jóvenes deben dejar de lado su...