22. Volver

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Ryan sirvió el chocolate caliente y se lo llevó a Agata, Darian y Kya que se encontraban en la sala junto a los hermanos invernales. Las noticias en la televisión hablaban del adelanto de la temporada invernal. Se lo atribuyeron al calentamiento global y a la contaminada atmósfera del planeta.

—Bien, al menos los humanos no sospechan nada extraño —dijo Naina.

—Entonces su planeta está dividido en cuatro reinos como las estaciones del año y no realiza el movimiento de traslación —mencionó Darian tratando de analizar la información que se le había dado con antelación.

—Hace miles de millones de años lo hacía —le contó Agata—. Pero un día decidió quedarse en el mismo sitio, dando vueltas sobre el mismo segmento de su eje.

—Es asombroso —murmuró Darian—¿Y usted de que reino es, señor?

—Otoño —Toak sonrió mostrando sus colmillos—. Soy un vampiro.

Darian retrocedió, impactado y asustado a la vez.

—Tranquilo. No bebo sangre de personas —lo calmó Toak.

—Darian, te pedimos que no le cuentes esto a nadie. La seguridad de nuestro planeta depende de eso —le pidió Kya.

Darian asintió.

—No se preocupen. Soy bueno guardando secretos —alegó.

Brial apareció de repente en medio de la sala. Haciendo que el chico pelinegro se pegara un buen susto. El resto ni se inmutó, estaban acostumbrados

—¿Deseaban verme? —indagó el mago del equilibrio.

—Verás, Brial —Agata se le acercó para hablarle—. Él es mi amigo Darian y...

—Algo me dice que es más que un amigo —la interrumpió Brial revoloteando su mirada entre ambos.

Las mejillas de la princesa de Primavera tomaron color.

—¡No nos vayamos por las ramas! —chilló avergonzada—. La cuestión es que pensabamos que él era humano. Pero hoy descubrimos que no lo es.

Brial frunció el entrecejo ante eso.

—Observe —le indicó Agata.

Tomó del brazo al muchacho y se lo acercó para que pudiera ver la marca.

—Imposible —formuló Brial con gran asombro.

A continuación le comenzó a tantear la mano y parte del brazo, examinándolo.

—Tranquilo, es de confianza —le dijo Agata a Darian que comenzaba a incomodarse.

—No puede ser. ¿Cómo? ¿Por qué? —divagó Brial, comenzando a perderse entre sus pensamientos.

—¿Qué significa, Brial? —le preguntó Agata.

Brial soltó por fin el brazo del chico para mostrar su propia muñeca. En esta se podía observar el mismo símbolo. Idéntico. Como si hubieran sido impresos en sus pieles con un mismo molde.

—Es la marca de nacimiento de los magos del equilibrio —declaró Brial.

El grupo de jóvenes no disimuló su asombro.

—¿Es un mago del equilibrio? —cuestionó Allan sin poder creerlo.

Darian observó la reacción de todos confundido.

—¿Qué es un mago del equilibrio? —le preguntó a Agata.

—Son los que mantienen el equilibrio en Staciony —le respondió Agata, mirándolo fijamente—. Pero la marca no es de nacimiento.

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