El funeral de Brial se llevó a cabo poco después de hallarlo muerto. Los rayos más intensos del sol parecían haber acudido al sepulcro. El clima despejado y agradable era una burla a tanta tristeza.Existe una hipótesis que dice que en momentos críticos nuestra mente nos aleja del problema para que no la pasemos tan mal. De alguna forma, el cerebro no se detiene a razonar para evitar hurgar en esa herida emocional y causarnos más dolor.
Quizá por esa razón, Darian no pudo derramar ni una lágrima. Estaba físicamente ahí, mientras enterraban el cuerpo en la tierra y colocaban la lápida. Pero en realidad no se fijó en nada de lo que acontecía. Miró, pero no vió.
No notó al loco que vigilaba desde la lejanía, como asegurándose de que la tumba fuera lo suficiente fría y lúgubre. Un digno lugar para que se descompusieran los huesos de su hermano mellizo.
Unos días más tarde, todos volvieron a la morada del equidista. Se dedicaron a guardar las cosas de Brial en cajas para preservarlas mejor.
—¿Por qué a él? —preguntó Kya desanimada.
Miró las eslavas de adjuntamiento con cierta nostalgia. Había pasado mucho tiempo desde aquello.
Perdieron a una excelente persona. Se quedaron sin su guía. Brial era como un faro en medio de la tormenta más movida. Era alguien a quien aferrarse. Pero, ya no estaba.
Su partida fue muy repentina. Es cierto que estaba bastante mayor, pero nadie se esperaba que muriera. Quizá por eso, dolía más.
—¿Has leído su mensaje? —le preguntó Naina a Darian.
—No —le contestó este, alzándose de hombros.
Se dirigió a un cajón del aparador y sacó el sobre. Desdobló el papel y le dió lectura al contenido de este.
—Queridos Darian, Kya, Allan, Agata, Naina y Ryan...
Escribo estas líneas sabiendo que serán las últimas que escriba. Supe de cada gota de veneno extendiéndose por mi cuerpo desde que mi hermano me atacó la última vez que nos encontramos. En pocas horas llegará a mis pulmones y me será completamente imposible respirar.
Cuando se enteren de mi muerte, se preguntarán por qué no les avisé. Quizá se regañen a ustedes mismos, pero no deben hacerlo. No hay forma de evitarlo. Este veneno data de los primeros pobladores, llegados a Staciony desde La Tierra medieval. Para mi propia desgracia, no existe un antídoto conocido.
Blass usó todos los conocimientos mágicos que aprendimos juntos para aniquilarme.Su objetivo no lo tengo claro. Probablemente, él tampoco lo sepa. Su mente ya no es ni por asomo responsable de lo que hace (por lo menos, eso es lo que deseo pensar para no culparlo).
Pero me temo que quiere exterminarnos, a la realeza y a los magos del equilibrio.
Me baso en su fallido intento de asesinar a Kya. Sus acciones apuntan a eso.Por favor, les pido que se cuiden de él.
No sé si sea capaz de matar a su propio hijo, eso sería realmente inhumano. No obstante, te aconsejo que cuides tus espaldas, querido sobrino.—Les desea lo mejor, Brial.
Esa carta causó más malestar todavía. Todos se mantuvieron en un silencio sepulcral. Lidiaron con su propios pensamientos y con su dolor.
El ruido de alguien llamando a la puerta rompió esa atmósfera.
—¿Quién llama a la puerta a esta hora? —preguntó Ryan extrañado.

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Staciony✓
FantasyEn un planeta dividido en cuatro reinos que se han estado matando entre sí durante años, los príncipes y princesas herederos se odian los unos a los otros desde la cuna. Cuando el equilibrio mágico se ve amenazado, los jóvenes deben dejar de lado su...