EPÍLOGO

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    —Bueno, parece que este es el adiós—Aaron me miró tristemente y me envolvió entre sus brazos.

     —Pensé que era imposible quererte más de lo que ya te quería pequeño idiota—musité lo suficientemente bajo para que sólo Aaron me oyese.

     —Vaya decepción, yo me esperaba que te echases a llorar en mis brazos, pero me conformo con saber que me adoras. Sabía que no podrías resistirte mucho más a mis encantos.

     —Qué tonto eres...—sonreí forzadamente, con un nudo en la garganta—Te echaré de menos.

     —Y yo a ti, no tendré a nadie que me consienta a base de pizzas—negó con la cabeza con falsa pena.

     Me eché a reír.

     —¡Eso es culpa vuestra, que no queréis comer más que comida rápida!—toqué su pecho acusatoriamente con mi dedo índice y me puse seria de nuevo—Cuídalos mucho Aaron, por favor.

     —Lo haré, no te preocupes—me dio un beso en la mejilla y miró a Naila  que nos observaba unos metros más allá.

     Sonreí al ver los ojos brillosos de mi hermano, jamás lo había visto así con una chica. Es una pena que no estén saliendo, aunque tal vez sea lo mejor contando la distancia que los separa. Ver a tu pareja sólo en navidad, semana santa y verano no es suficiente en muchos casos. El contacto físico diario es muy importante, al menos eso creo.

     —Anda, ve con ella, apuesto lo que quieras a que te está esperando—lo empujé hacia Naila y retrocedí un par de pasos.

     —Jamás imaginé que llegados a este punto, me iba a sentir tan mal...—la voz de Emma se quebró al final.

     La miré de soslayo, se encontraba entre los brazos de Dylan. Ambos se ven realmente tristes. Supongo que separarse al poco tiempo de comenzar su relación no es muy alentador.

     Una angustia creció en mi pecho al recordar a Will. Y sé perfectamente porqué es, en el fondo, me gustaría encontrarme en una situación como la de mi hermano con él. Es cierto que eso significaría no verlo en un largo tiempo, pero al menos tendría la seguridad, de que es mi pareja; de que, sobre muchas otras chicas, yo fui la afortunada...

     Soy una egoísta. No me cabe duda.

     Debería pensar en cualquier cosa menos esa. Will ya forma parte de mi pasado, desde hace unas horas, se ha convertido en mi cuñado y eso, nos separa definitivamente para siempre. Kai me sonrió y se acercó a mí, abrazándome por la cintura.

     —¿Estás bien?—me susurró al oído.

     —Los echaré tanto de menos...

     La sensación de angustia incrementó, provocándome ganas de llorar. Presiento que sin mis hermanos, nada volverá a ser lo mismo. La casa se me hará grande, el silencio hará que me sienta sola, el orden dejará de tener sentido  si no hay alguno de ellos para que lo revuelva todo...

     Esa vida tranquila e independiente que tenía, ya no forma parte de mí, ya no la quiero. Siento que mi personalidad ha cambiado por completo, desde luego, no soy ni la sombra de lo que era...

     —No te preocupes, todo estará bien, me tienes a mí para apoyarte.

     Su mano alcanzó la mía y las entrelazó sin dejarme de mirarme con esa sonrisa tan suya. Tan afable y cariñosa. Siempre fue Kai el único que de verdad ha estado para mí. Will... él tan sólo me usó un tiempo, no lo culpo ni le reprocho nada. No supuse nada para él, bastó unas semanas lejos de aquí para que viniese con otra...

Hermana MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora