Capítulo 29: Ñoñerías y mirones sin remedio [Aaron]

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     —Estos son los momentos de la vida, en los que diría que mi hermana tiene un cociente intelectual  por debajo de la media—Jean tiró las cartas sobre la mesa y se dejó caer en la silla, frustrado.

     —Un mocoso como tú no debería usar las palabras "cociente" y "intelectual" en una misma frase—contraatacó Lynn mientras lo  fulminaba con la mirada.

     —Venga, no os peleéis, es un simple juego—Aiden suspiró y negó con la cabeza.

     A decir verdad, él es el único normal de esta familia, sin él, esto sería un caos.

    Nos encontramos en el jardín de nuestra casa, jugando al póker como una pandilla de idiotas que no saben que hacer con su tiempo libre en verano, típico. Kai y Will, que jugaban contra Jean y Lynn, se echaron a reír sin poder evitarlo, junto a Emma y Dylan.

      —Ya, lo es porque estamos jugando con fichas, pero si estuviésemos apostando dinero, por culpa de Lynn estaríamos en la ruina—musitó empequeñeciendo los ojos con aire de reproche.

     —¡Tampoco te pases! Además, yo no tengo la culpa de que esta mierda de juego se me dé mal.

     Jean ignoró sus palabras y frunció el ceño.

     —Debí formar equipo con Kai, él es mil veces más competente que tú.

     Lynn abrió un poco la boca, indignada  y se levantó de la mesa.

     —¡Hoy estás jodidamente insoportable Jean!

     —Parece que le ha venido el período—Dylan curvó su sonrisa burlonamente. Jean volcó los ojos y se mordió el labio inferior reprimiendo una sonrisa.

     Lynn sonrió y chocó los cinco con el rubio mientras los demás reían sin control, y yo, con ellos. No hay nada mejor que ver piques entre compañeros del mismo equipo. En ese momento, eché de menos que Naila no estuviese aquí, bueno, Naila, Nelly y Charlotte. Con un poco de suerte, la llamaré mañana por la mañana y le contaré todo lo que se mueve por estos lados. Ellas tres se fueron juntas a  comprar no sé qué cosas. Ni siquiera Lynn o Emma saben lo que traman, y eso es raro, las chicas se cuentan todo entre ellas, son muy...  habladoras.

     —¿Vais a seguir jugando o haréis cambio de pareja?—Emma alzó una ceja y miró a los expertos apostadores en busca de una respuesta.

     —Yo quiero un relevo—Lynn le guiñó un ojo y Emma corrió a su lugar emocionada.

     —Al fin me libro de ti...—masculló Jean.

     —Te he oído, pero haré cómo si nada, soy demasiado buena.

     Lynn sonrió y se alejó hacia el jardín trasero.

     —Yo también quiero un descanso—Will se levantó de la silla y le cedió el puesto a Dylan.

     La partida de póquer comenzó de nuevo y los cuatro participantes comenzaron a apostar fichas. Bostecé del aburrimiento que esto me provocaba y miré a Kai detenidamente. Estaba muy serio, pero no por su concentración en la partida, ni siquiera tenía los ojos puestos en ella. Seguí la trayectoria de su mirada, que estaba posada en el cuerpo de Will, que se alejaba sigilosamente al jardín de atrás, dónde estaba Lynn. Apretó la mandíbula, y el agarre sobre las cartas que tenía en la mano se hizo muy fuerte, haciendo que sus nudillos se quedasen completamente blancos.

     Fruncí el ceño sorprendido. ¿Qué diantres le pasa a este ahora?

     —¿Soy el único que se ha dado cuenta de que dos de nosotros han desaparecido?—Jean sonrió de lado, mientras cogía unas cuantas fichas que acababa de ganar.

Hermana MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora