—¡Increíble, increíble, increíble! —gritó Jean abriendo los brazos—¡Esto es el paraíso!
Repartió la vista alrededor y tiró de Aiden con fuerza.
—Vamos, tenemos que dar un rodeo a esto—prosiguió animado.
—Oye, cuidadito con lo que haces por ahí que nos conocemos—dije seria, Jean volcó los ojos.
Emma se echó a reír.
—Tranquila, yo me encargo de él—Aiden sonrió y siguió el enérgico de Jean hacia la multitud.
—Vaya… Dylan, tenemos trabajo que hacer por aquí ¿no crees? —Aaron apuntó a las doscientas chicas que formaban parte del campamento.
El rubio miró de reojo a Emma y negó lentamente.
—Esto… mejor tomémoslo con calma Aaron.
El ojiazul alzó una ceja.
—¿Estás de coña? —soltó sin poder creerse lo que acababa de oír.
—No…—agachó la mirada.
Miré fijamente a mi hermano. Se ve nervioso, no sé, a lo mejor le pasa algo… Tal vez podría hablar con él. Pero, conociéndolo, no me dirá nada de lo que pase por su enrevesada cabeza. Me disgusta esa parte de él, cree que es lo suficientemente fuerte para tragarse sus problemas, ni siquiera estoy segura de que se los cuente a Aaron.
—Bueno, haz lo que quieras, yo… iré a ver que se mueve por ahí—Aaron sonrió—Hasta luego hermanita.
Me guiñó un ojo y se fue a paso ligero. Dylan lo siguió con la mirada y suspiró.
—Voy a dar una vuelta—musitó sin más.
—¡Pásalo bien!—dijo Emma sonriente.
—Claro—clavó sus ojos averdosados en la castaña por unos largos segundos y se fue, sin añadir nada más.
Miré alrededor.
Casi todos los presentes, eran chicas, de diferentes edades, según me ha dicho Emma, de trece a diecisiete años. Debo reconocer que hay algunas realmente hermosas, pero otras, son normales, chicas corrientes y comunes.
—Lynn, tu hermano se comporta de una forma rara ¿no? —dijo Emma de pronto, logrando captar mi atención.
Alcé una ceja, ¿a cuál de ellos se refiere? No creo que sea por Jean o Aiden, ellos, están realmente entusiasmados de estar aquí, yo no veo en eso nada de raro.
Tal vez se refiere a Aaron, es muy posible que lo haya visto demasiado lanzado. Pero es que él es así, es un chico peculiarmente especial. Es adorable a la vez que arrogante, amable a la vez que osado y así con muchas otras cualidades que lo convierten en Aaron Thompson, si más, ni menos.
—¿Aaron? ¡Qué va! Siempre ha sido así…—negué con la cabeza. Emma frunció el ceño— ¿Te gusta?
Emma también está rara, se le ve ligeramente preocupada. Sólo espero que no se haya dejado deslumbrar por el torso de Aaron, porque, este chico… no sirve para relaciones, o eso dice él. Es tan arrogante, y Emma tan dulce… que no creo que peguen.
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Hermana Mayor
أدب المراهقينLa tranquila pero alocada vida independizada de Lynette se ve perturbada, cuándo sus hermanos pequeños van a pasar el verano con ella. Sus padres, fieles religiosos, le piden con devoción que mantenga a raya las alborotadas hormonas de los chic...