—Esto… yo…—me enrojecí completamente.
Él me miró y sonrió. Aproveché, y retrocedí un paso.
—No sé qué está pasando, pero parece serio—frunció el ceño y señaló en un rápido gesto de cabeza a las chicas que corrían despavoridas por la zona.
Abrí los ojos como platos.
Por un momento se me había olvidado el desastre en el que se ha convertido la fiesta.
Miré a Aiden, que permanecía un tanto pálido.
—¡Aiden! ¡Tenemos que ir a por los chicos! —grité realmente nerviosa.
Seguramente que están todos bien, pero, aún así, no conocen bien esta zona y con toda la gente corriendo de un lado para otro, seguramente podrían perderse, y si eso pasa, creo que me muero, literalmente.
—Tienes razón, vamos—musitó con voz quebrada.
Ambos nos echamos a correr en línea recta, hacia el gentío, con la intención de encontrar a tres chicos, como si no fuese complicado. Al menos, hay que mantener la esperanza ¿no?
—¡Eh! ¡Esperad! —el moreno corrió detrás nuestra y se colocó entre Aiden y yo.
—¿Por qué nos sigues? —solté un tanto borde.
No es por nada, pero no conozco a este chico, vale que me le he pegado como si fuese un conocido de lo más cercano, pero fue sin querer, punto.
—Eso es lo de menos ahora ¿no?—negó con la cabeza con obviedad—Se os ve bastante preocupados, sólo quiero ayudaros a encontrar a quien sea que estéis buscando.
Volqué los ojos.
—Ni siquiera nos conoces ¿por qué eres tan amable si se puede saber?
—Que arisca—se echó a reír.
Aiden frunció el ceño y esbozó una pequeña sonrisa.
Paso de este chico, tengo cosas más importantes en las qué pensar, si le hace ilusión seguirnos, que lo haga, total, estamos en un país libre.
—¡Lynn es Aaron! —chilló Aiden señalando a mi hermano, tirado en el suelo, con sangre saliendo de varias heridas repartidas por todo el cuerpo.
Ahogué un grito. ¿Pero qué demonios está pasando aquí?
—¡Naila! —exclamó el moreno abriendo los ojos como platos y inclinándose frente a la prima de Emma con el rostro lleno de angustia.
—¿P-pero qué demonios? —musité desorientada y me agaché a los pies de mi hermano herido.
Miré a mi alrededor medio mareada. Aaron está en el suelo, seguramente inconsciente, Jean y Dylan están por ahí perdidos, y a saber si están bien o no. Y yo… ¡Pues no sé qué hacer!
Naila se irguió del suelo como si nada, quejándose de lo despeinada que se había quedado. El moreno suspiro de alivio y la estrechó entre sus brazos.
—Menos mal que estás bien…
—Lynn, tranquila, iré a buscar a Dylan y Jean, tú quédate aquí y llama a una ambulancia—Aiden me tocó el hombro y me zarandeó suavemente.
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Hermana Mayor
Ficção AdolescenteLa tranquila pero alocada vida independizada de Lynette se ve perturbada, cuándo sus hermanos pequeños van a pasar el verano con ella. Sus padres, fieles religiosos, le piden con devoción que mantenga a raya las alborotadas hormonas de los chic...