Es una pérdida de tiempo, eso es lo que es. Quedarme aquí, pensando en las dudas que me asaltan con respecto a Naila no me hace bien. Puede que parezca extraño, pero el mensaje que me dejó ayer me hizo pensar, tal vez demasiado, tengo un colapso interno que no logro resolver por más que lo he intentado.
Cogí el móvil y abrí el chat que Naila había comenzado conmigo ayer:
“Aaron, el día de la fiesta lo pasamos realmente bien juntos y, no sé, me gustaría que nos viésemos de nuevo, me encantaría que nos siguiésemos llevando como hasta ahora, sin perder el contacto. Un beso guapo.”
Suspiré, me encantaría salir con ella, me cae bien. Pero tengo una especie de pavor a enamorarme de ella, sé que eso pasaría en apenas unas semanas de trato constante, porque tiene todo lo que me gusta en una chica, es hermosa, de ojos grandes y transparentes, voz dulce y melosa y seguro que muchas otras cosas buenas que aún no sé sobre ella. Pero, por desgracia, tengo leves indicios de que sus defectos, son mi perdición, quiero decir, que me superan por completo, me enerva la gente egoísta, la que antepone su comodidad fastidiando así a otros. Me lo dejó muy claro cuando se regodeó por la gran “hazaña” de haber privado a su hermana de la diversión por el cuidado de un simple gato.
Que no quiero decir con eso que el gato no necesite cuidados… ¡Pero estamos hablando de su propia hermana! Yo jamás le haría algo así a Jean, no por ser el más pequeño tiene que ser el que cargue con todos mis caprichos.
Creo que en el fondo no soy tan distinto de Aiden. Él siempre le de mil vueltas a un asunto, preocupándose por todo, al igual que yo estoy haciendo ahora. Puede parecer ridículo, pero con eso del amor adolescente, tengo una especie de recelo hacia ello.
Y como no tenerlo, si todas mis relaciones no han durado más de un día. Sólo he tenido rollos en mi vida. Me he apoyado siempre en que mis padres no están de acuerdo con que la juventud tenga miles de parejas antes de formalizarse con alguna, para justificar mi comportamiento.
Pero es que ahora, estando aquí con Lynn, que ha sido la que más ha sufrido por las exigencias de mis padres, tanto por ser la mayor como por ser una chica, sé que podría desmadrarme de sobremanera y no, no quiero que eso pase.
No quiero enamorarme, o que alguien se enamore de mí, el amor hace daño, sólo da problemas, no ayuda para nada, las relaciones son repulsivas, no quiero ataduras, no quiero sentimientos en mi corazón, no quiero nada…
Cerré los ojos, tratando de despejarme, cualquier pensamiento pasajero me entretiene más que estarme comiendo la cabeza por una tontería.
Ni que Naila fuese mi novia, o ya estuviésemos enamorados, aún no hemos pasado de la línea de conocidos, tal vez ni siquiera está interesada en tenerme como algo más que un simple amigo.
Si resulta que de verdad estoy sacando finales de una historia sin sipnosis, me reiré de mi mismo internamente durante toda la vida.
Es patético, soy alto y guapo según dicen, un chico de diecisiete años no debería estar pensando en estas cosas. Debería estar abajo, disfrutando de las vistas que Will ha guiado a casa. Que, aunque la tal Julissa parece estar interesada en Will, eso no quiere decir que no se pueda mirar. Y también está la hermosa Charlotte y como no, la destacada Naila.
Es imposible apartar la mirada de sus ojos una vez que los observas. Son tan profundos como brillantes.
La vibración de mi móvil me hizo pegan un salto, no me lo esperaba.
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Hermana Mayor
Novela JuvenilLa tranquila pero alocada vida independizada de Lynette se ve perturbada, cuándo sus hermanos pequeños van a pasar el verano con ella. Sus padres, fieles religiosos, le piden con devoción que mantenga a raya las alborotadas hormonas de los chic...