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—Nunca usamos condón.

La risa de MinHo de escuchó a través del portátil. Han negó con la cabeza y suspiró, señalando al mayor con su índice acusatoriamente.

—A excepción de mi primera vez, siempre pedía que se use un preservativo —murmuró el peligrís desviando la mirada—, fuimos tan irresponsables, hyung.

—Lo lamento —dijo MinHo tras haberse recuperado de sus carcajadas sonoras—, debí ser más cuidadoso.

Una relación a distancia no parecía tan mala como muchos la pintaban, o al menos hasta ese momento. Dos meses sin MinHo, nada más que videollamadas o mensajes a horarios distintos. Parecía ser suficiente. Navidad y año nuevo la pasaron distanciados, sin embargo, tampoco parecía un problema.

—¿Qué hora es?

—¿Aquí? Dos de la madrugada.

Han asintió con la cabeza, observando a través de la pantalla a MinHo tecleando algo en su laptop con rapidez. Sonrió con una especie de calidez orgullosa ostentándose en su pecho hacia el exterior en una mueca alegre.

—No debería llamar tan tarde...

—Está bien, sabes que me animas el día entero —sinceró Lee guiñándole un ojo con cariño—. Además, aún tengo que terminar este informe.

—Eso veo —exhaló y se señaló el cabello—, ¿debería volver a teñírmelo?

No parecía un problema hasta que verdaderamente lo fue.

La diferencia horaria era de catorce horas, apenas podían comunicarse con el pasar de las semanas. JiSung solía llamar en la noche para que sea una hora aceptable en donde se encontraba MinHo, pero repentinamente las llamadas se volvieron menos constantes hasta limitarse a mensajes diarios que terminaron convirtiéndose en prácticamente nada.

Cinco meses y Han creyó que su relación estaba rota.

—Y... ¿Qué hiciste hoy? —preguntó JiSung a las tres de la madrugada en la videollamada que realizaban después de mucho tiempo—. ¿Tienes una linda tarde?

—Sí, aunque algo atareada —respondió el ahora castaño, mirando su portátil con desinterés—, ¿y tú?

—Estoy hablando contigo —rió adormecido—, no puedo quejarme de nada.

Y se fundieron en un silencio tranquilo y tenso al mismo tiempo. JiSung cerró sus ojitos para calmar la tristeza golpeando su corazón y se entregó al sueño finalmente.

MinHo no dijo nada, despegó la mirada del artefacto en su regazo y se dedicó a observarle dormir a través del móvil. Sus pestañas largas decoraban sus mejillas carmesí y sus cabellos rubios se desordenaban perfectamente.

Llevó una mano a su rostro y se apoyó en ella, anhelando tener a JiSung junto a él pronto. Suspiró, queriendo abrazarlo.

—Crees que estoy superándote, ¿cierto? —le susurró a la nada misma, riendo sin gracia—. Lo lamento, JiSung.

Y permaneció un par de minutos más de esa forma, viéndolo dormitar y murmurar cosas sin sentido. Esbozó una sonrisa amplia antes de volver a concentrarse en su trabajo universitario.

Seis meses y la comunicación se perdió.

—Vamos, ¡sólo queda medio año! —intentaba animarle Felix, sacudiéndole por los hombros—. Aún pueden hablar, ¿no?, pueden-...

—No responde mis mensajes ni llamadas, Lix, ¿qué esperas que haga? ¿Insistirle hasta que al fin confiese que ya no me quiere en su vida?

El australiano puchereó y se dejó caer en el sofá a su lado, extendiéndole un envase de helado junto a una cuchara. A los segundos apareció SeungMin con una cajita de leche, sentándose en el regazo del pecoso.

SEX DOLL ♡ minsung / hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora