43. los sentimientos a los que nunca pude darles un nombre

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Minnie había jurado que era mala idea llevar a la coreana a la enfermería. Había evitado a toda costa a cualquier adulto con algún cargo en la institución, y había terminado plantando a Soojin, junto a todos sus amigos, en el salón donde las clases de pintura se llevaban a cabo.

Minghao, Miyeon, Jimin, Lalisa e incluso Jennie, estaban sentados a unos pocos metros de distancia de Minnie y Soojin, la mayor intentando hacer que su amiga respondiera a sus palabras y todos los demás simplemente escuchando sus súplicas.

— ¿Estás segura de que no necesitas de algún médico? —murmuró Lalisa, confundida, mientras su atención estaba fija en el cuerpo inconsciente de Soojin.

Minnie negó repetidamente.

Fueron pocos segundos los necesarios para que la coreana frente al grupo comenzara a removerse en el piso, justo al lado de Minnie. Un suspiro lleno de cansancio abandonó los labios de Miyeon.

— Soojin, ¿te sientes bien? —la tailandesa hizo una pausa—. ¿Soojin? ¿Puedo saber qué sucedió?

El timbre de clases había resonado alrededor del salón, lo que preocupó a Lalisa de inmediato.

— Las clases, ¿no vendrá gente ahora? ¿No deberíamos irnos?

— No hay clases de pintura hoy —susurró Miyeon.

— Pero yo sí que tengo clases, y Lisa también

Jennie se puso de pie, mientras dirigía una mirada rápida a Minnie y Soojin.

— Lamento no unirme a su secta, pero vamos a irnos —la coreana jaló la muñeca de su novia suavemente, comenzando a caminar hasta la puerta del salón de clases.

La atención de todos los presentes se mantuvo en el par de novias hasta que ambas desaparecieron por el pasillo.

Para Miyeon y Minghao era más que obvia la razón por la que Jennie había abandonado el lugar en cuanto fue posible confirmar que Soojin estaba bien, pero tanto para Jimin como Minnie era un total enigma. Después de todo, sólo con ellos se había sincerado: nunca le terminaría de gustar Soojin y las mentiras que decía para que la gente le creyera cuando lo necesitaba.

— ¿Soojin...?

Cuando la voz de Minnie llamó a la coreana de nuevo, todos pudieron notar cómo el sufrimiento había regresado al rostro de la muchacha. Soojin parecía haber recordado la razón por la que se encontraba mal.

Jimin se puso de pie, llamando la atención de los demás de inmediato; el muchacho tendió en dirección a la coreana la manzana que anteriormente cargaba en la bolsa de papel con algunos bocadillos más, provocando que Minnie le observara sin entender.

— Tienes la apariencia de no haber comido en semanas, y creo que puede tener algo de parte en que te hayas desmayado —murmuró el muchacho encogiéndose de hombros mientras rodeaba el lugar donde se encontraban las dos muchachas para sentarse sobre el escritorio del profesor.

— Creo que deben ir a clases —susurró Soojin, tomando entre sus manos la manzana mientras la observaba fijamente—, estoy bien, realmente fue tonto lo que hice, lo siento

𖥔 Rumor ── soohua ╱ minyeon. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora