𖥔 Rumor ── soohua ╱ minyeon.

16. no puedo fingir que no me interesas

🐰

Mientras Jongin hablaba sobre Dios sabe que cosa, que en realidad a Soojin no le interesaba ni en lo más mínimo, Shuhua parecía tener una conversación entretenida con Minghao a pocos metros de distancia de donde ella se encontraba.

Más bien, en el jardín, mientras ella estaba sentada al lado de su novio en la terraza.

Soojin quería saltar por la valla, decirle a Minghao que se fuera, y hablar con Shuhua sobre lo que sea que estaba hablando. Probablemente era porque en el fondo sabía que por más que lo intentara, ella jamás la vería de aquella forma.

Maldito Minghao.

Él ni siquiera lo intentaba. Solo estaba sentado frente a ella, terminado aquel sandwich, mientras ella hablaba, se emocionaba, danzaba a su alrededor y le enredaba en la poesía de su mente, en frases en cursiva que ella nunca sería capaz de entender, o siquiera escuchar. Shuhua era tan increíble.

— ¿Te quedarás a comer?

Soojin volteó a ver a su novio.

— ¿Él lo hará?

Jongin frunció las cejas sin entender la curiosidad de la menor, encogiendose de hombros poco después.

— Usualmente viene los jueves y es cuando se queda. Creo que es el primer viernes que está aquí, a esta hora, pero probablemente se quede. ¿Por qué? ¿Te molesta? Podemos comer aquí si no quieres ir con él

No, idiota, quiero ir con él, pensó, mas no lo dijo. Jongin aún odiaba a Minghao.

— No, no importa. Solo tenía curiosidad

Si Minghao iba cada jueves, eso significaba que él realmente se quedaba en la casa de Shuhua cuatro días en una semana, ¡una semana tenía apenas siete días! Él veía más seguido a Shuhua que ella a Jongin, ¿por qué? ¿Qué eran esos dos en realidad? ¿Por qué sus padres parecían tan bien con que ella pasara horas y horas a solas con él, a pesar de ser menor de edad? Minghao podría ser perfectamente un acosador, o su novio secreto, estaría acosando, estaría persiguiendo, ¡él podía estar robando su inocencia!

La inocencia de sus labios, la inocencia de su mente. Minghao podría perfectamente llegar a sostener sus mejillas y saludar sus labios, sostener su cintura, o eventualmente acariciar cada rincón de su cuerpo.

Y no era capaz de reconocerlo ahora, pero en el fondo, ella quería aquello.

— Y la señora Jang estaba gritando, antes de subirse a la mesa. Según ella, había una rana dentro de su oficina… Pero era un juguete

La voz de Shuhua la sacó de su ensimismamiento. La menor de los seis en la mesa llamó la atención de las personas que cenaban en aquella mesa. El padre de aquella joven no logró evitar soltar una carcajada, y Minghao la miró durante unos segundos para sonreír.

Ella se reiría de la conversación con ellos, si tan solo supiera qué había dicho en general. Probablemente debió haberle dado atención a ella en lugar de a sus suposiciones.

Los dedos de Soojin sostenían con fuerza los palillos que intentaban hacer llegar la comida a sus labios, sus ojos observando con recelo la manera en que Shuhua le dedicaba miradas confidentes al chino.