35. es mi verdad, pero te lastima a ti

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— Fui abusada sexualmente por mi padrastro desde que tenía siete años y no soy capaz de siquiera decírselo a alguien. Me da asco mi cuerpo, me da miedo la cercanía de cualquier persona y no soy capaz de generar apego hacia nadie porque sé que todos se irán

Minghao parecía sorprendido, y mientras escuchaba la molestia en la voz de la menor, pensaba en que jamás la había visto de esa manera.

— No soy capaz de decirlo porque estoy segura de que en cuanto la gente lo sepa entonces se querrá ir de mi vida. ¿Por qué alguien querría continuar al lado de alguien que ya no es capaz de nada? —Shuhua rió amargamente, para entonces soltar un suspiro, su mirada fija en la anatomía de la mayor de los tres—. ¡Esa es la razón por la que me comporto como lo hago! ¿Hay algo más que quieras saber? ¡Porque siempre quieres! ¡Quieres demasiado! Siempre me pides todo, quieres que te lo dé todo pero no quiero entregarme a alguien que sé que se va a ir de mi vida dentro de poco tiempo. ¡Tengo miedo de confiar en alguien porque confiaba en quien me lastimó!

— Shuhua...

El chino removió con los palillos el ramen que se encontraba dentro del tazón que sostenía con su mano izquierda, mirando a las dos muchachas en completo silencio.

— ¿Qué? ¿Qué más quieres, Soojin? Solo puedes pensar en ti y en todo lo que quieres de mí, pero no puedo darte nada. No hay nada. No soy nada. No me siento viva y lo único que sé y puedo hacer es pensar, ¿es por eso que siempre me pides que hable? ¿Necesitas de alguien que piense?

Los ojos de la menor se habían cristalizado, y su tono de voz parecía más dolido conforme continuaba hablando.

— Shuhua, no voy a irme de tu vida. Quiero estar contigo. Quiero ayudarte, puedo ayudarte, pero necesito que tú me lo permitas. Necesito que me digas qué te sucede, por qué las cosas son como son, necesito que confíes en mí para poder ayudarte, puedo hacerlo, ¡quiero hacerlo!

— ¡No puedes hacerlo! —la taiwanesa se puso de pie en su lugar, revolviendo su cabello mientras miraba fijamente a la mayor—, ¡no puedes rescatar algo podrido! Sólo déjame en paz. Déjame, no quiero ensuciarte ni que me hagas daño. Prefiero recordar lo bueno de ti antes de toparme con lo que me dañará. He sufrido suficiente, no quiero continuar de ésta manera

Soojin también se puso de pie, sus manos se dirigieron a sus propias mejillas mientras su respiración era agitada y llena de pánico. Tenía tantas cosas que decir, sin saber cómo decirlas.

— Puedo hacerlo, prometo que voy a hacerlo, ¡déjame hacerlo!

— ¡No puedes!

La línea de una lágrima que lastimaba su alma hizo su camino por la mejilla de Shuhua, mientras otro grupo amenazaba con acompañarla.

— ¡Shuhua, quiero estar contigo!

Soojin intentó lanzarse en dirección a la menor, quería tomar sus mejillas, quería sostenerla entre sus brazos, quería acariciar su espalda y jurarle que iba a cuidar de ella.

Minghao se interpuso entre ambas, deteniendo de inmediato las acciones de la coreana. Shuhua se aferró con fuerza al brazo derecho del chino frente a ella.

— Soojin, no—murmuró el muchacho, mirando fijamente los ojos de la mayor.

Soojin le ignoró olímpicamente.

— Shuhua, de verdad, vas a estar bien. Prometo que puedo ayudarte a sentirte mejor, a dejar de pensar de esa manera. Quiero ayudarte. No voy a irme. Te ayudaré a estar bien

Los ojos de la coreana buscaban la atención de la menor. Su mano derecha sostuvo con fuerza la izquierda de Minghao.

— Minghao, por favor, ayúdame

𖥔 Rumor ── soohua ╱ minyeon. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora