Capítulo 30

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Arya, Dalus y Aerys salieron de Invernalia con comida y caballos frescos. Arya y Aerys compartían montura y Dalus cargaba la mayor parte de la comida. La marcha hacia el Muro era tranquila pero pronto se encontrarían el primer obstáculo, como cruzar el Muro No habría explicación conveniente para la Guardia de la Noche así que decidieron que tenían que cruzar sin ser vistos. Dalus y Aerys no sabían cómo iban a cruzar pero Arya recordó una de las aburridas lecciones de historia del Maestre Luwin. Si Arya no recordaba mal, entre Puertapiedra y Guardiagrís hay una zona de cuevas y pasadizos; la leyenda incluso dice que uno de ellos, el Camino de Gorne, cruza el Muro por debajo, hoy iban a averiguarlo.

Decidieron establecerse a media legua al sur del Muro, en Villa Topo, los caballos necesitaban descansar y comer, igual que ellos que deseaban una cama cómoda y una comida caliente. Pasaron el día descansando y al abrigo de la oscuridad abandonaron el pueblo y partieron rumbo al Muro. Durante horas estuvieron buscando la entrada a los túneles, estaban empezando a pensar que solo era una historia hasta que finalmente la encontraron. Una vez dentro encendieron las antorchas para tener visibilidad, el camino era lo bastante grande y ancho para entrar con los caballos pero aquello parecía un laberinto. Estuvieron recorriendo tanto tiempo los túneles que cuando salieron ya había salido el sol.

Marcharon en silencio, al poco tiempo se escuchó el fuerte sonido de un cuerno. Y al poco tiempo se escuchó el sonido de caballos, Arya y Dalus espolearon con fuerza los caballos y empezaron a galopar, cuando Aerys giró su cabeza vio cómo les seguían jinetes vestidos de negro pero también vio como había hombres con armaduras plateadas y banderas de cuervo, al menos eran veinte.

- No esperaba que lo descubriese tan pronto- dijo Arya mientras galopaba.

- No podremos huir de ellos.- dijo Dalus siguiéndola de cerca.

Arya frenó en seco su montura y bajo del caballo. Acomodó a Aerys en la silla, le subió los estribos y le entregó las riendas.

- Que haces?- preguntó Aerys asustado.

- No te preocupes por mí, yo los detendré. Sigue cabalgando hasta llegar al bosque, ahí estarás a salvo.- dijo Arya.

Aerys sin querer hacerlo espoleó con todas sus fuerzas al animal y el caballo inicio la marcha dejando atrás a Arya y Dalus. Galopó y galopó hasta entrar en el bosque, pero escuchaba como le seguían. Sin querer su caballo tropezó y Aerys cayó al suelo, se hizo un corte en la pierna, sangraba. Se levantó y empezó a correr pero le dolía mucho la pierna. Tanto que volvió a caerse, los soldados llegaron hasta él, eran los que llevaban armaduras con el símbolo del cuervo, el que parecía que los lideraba avanzó un paso.

- Porque huyes pequeño? Nadie quiere hacerte daño- dijo el soldado alzando sus manos, sus compañeros hicieron lo mismo.- Anda ven, queremos ayudarte.

- Aerys cogió una vara que había en el suelo y la apuntó hacia ellos- no os acerquéis- dijo intentando ocultar su miedo.

- Ven- dijo el soldado y dio un paso más.

Entonces se escuchó un silbido y Aerys vio como una flecha se clavaba en el cuello del hombre haciendo que cayera de espaldas al suelo, sus compañeros desenvainaron sus espadas pero una enorme bestia blanca cayó sobre ellos matándolos a todos. Cuando terminó todo Aerys se percató que era esa figura blanca, un lobo, tan grande como un caballo, de pelaje blanco y ojos rojos. Sus patas estaban llenas de barro y sangre, su morro estaba completamente rojo. Aerys había soñado con ese lobo, era el lobo de sus sueños. Cuando el animal empezó a acercarse Aerys cogió la espada del hombre que murió por la flecha y la apuntó hacia él. El animal simplemente se lamió el hocico y se tumbó en suelo.

El Rey Cuervo y la Reina Dragón - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora