El Rey Cuervo y la Reina Dragón - Libro 1

Capítulo 3

Cuando Daenerys volvió a abrir los ojos se encontraba en una pequeña estancia, estaba en una pequeña cama y en la habitación apenas había muebles. La despertó los rayos de luz que entraban a través de una pequeña vidriera. Sentía como le pesaba la cabeza y le dolía el pecho. Pero no estaba sola había una mujer de espaldas a ellas, sentada en una silla observando las llamas de la chimenea crepitar.

- Cuanto tiempo llevo durmiendo?- preguntó Daenerys.

- Una semana- respondió Kinvara.

-Dónde estoy?- dijo Daenerys confundida intentando incorporarse.

- En el templo del señor de Luz, mi reina, en Volantis -dijo Kinvara.

- Volantis? Lo último que recuerdo es estar en Desembarco del Rey, frente al trono de Hierro, recuerdo hablar con Jon, pedirle que cambiáramos juntos el mundo, romper la rueda, el sabor de sus labios y......

En esos momentos el rostro de Daenerys se convirtió en miedo y se tocó el pecho.

-Lo sabemos mi reina, todos lo sabemos, lo hemos visto a través de las llamas.- dijo Kinvara observando las llamas.

- Me clavó una daga en el corazón, le di mi corazón y él me dio la muerte. Como fue capaz.

- Mi reina, durante todo este tiempo hemos tenido visiones en las llamas. Hemos visto como calcinabais Desembarco del Rey, como quemabais vivos a inocentes, hombres, mujeres y niños. Durante un corto periodo de tiempo, dejasteis que la oscuridad os controlara.

-Como osáis hablarme así!!! -Dijo Daenerys enfadada

- Acaso nuestro señor no os dijo las mismas palabras.- dijo Kinvara haciendo que Daenerys se sorprendiera y se callase.

-Como dicen ustedes, cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta el aliento

-Yo no soy mi padre -dijo Daenerys, su rostro enfadado paso a ser de tristeza.

-Durante unos instantes lo fuisteis (dijo Kinvara). Pero estáis aquí, porque el señor de luz os ha traído de vuelta, porque vuestra misión no ha terminado, tenéis una segunda oportunidad, aprovechadla, romped la rueda.

-Jon Nieve no actuó correctamente, pero hizo lo que debía. Si no os hubiera detenido, vuestra oscuridad os hubiera consumido por completo, y el Gran Otro, hubiese vencido sin necesidad de batallar.

- Y que se supone que debo hacer ahora?- preguntó Daenerys.

- Descansar, recuperad las fuerzas. Volver de la muerte y es el más arduo viaje.

- No tengo tiempo para ello- dijo Daenerys.

- Necesitáis recuperar las fuerzas, vos y vuestro hijo.- dijo Kinvara.

- Donde esta Drogon?- preguntó Daenerys.

- Una vez volvisteis a la vida se marchó. Y yo no estaba hablando de Drogon.

- El rostro de Daenerys se quedó petrificado y se llevó una de sus manos al vientre.- No es posible.

- Lo es- respondió Kinvara acercándose a ella.

- Entonces la traición ha sido doble, no solo me mató a mí, sino a su propio hijo.

- Como os he dicho descansad, comed- dijo Kinvara señalando un plato que había sobre la mesa.- Recuperad fuerzas. Más tarde pasaré a veros.

Pasaron dos semanas y Daenerys seguía sin salir de su habitación, al menos ahora se levantaba de la cama y el dolor punzante del pecho había desaparecido. Kinvara y ella comían y cenaban juntas todos los días. Daenerys siempre intentaba sacarle información pero no tenía éxito.

- Quiero salir de esta habitación- dijo Daenerys mientras cenaban.

- No podéis. Es peligroso.- dijo Kinvara.

- Todo el mundo cree que he muerto.- dijo Daenerys

- Y en el momento que salgáis la gente verá vuestro pelo plateado y sabrá quién sois.- dijo Kinvara- Entended que aquí estáis escondida, si vuestros enemigos descubren que vivís mandarán asesinos o ejércitos a por vos. Y nosotros no disponemos de la fuerza para defenderos. Aún no, estamos dispersos por todo el continente.

- No puedo seguir encerrada entre cuatro paredes, no soy vuestra prisionera.- dijo Daenerys.

- Solo queremos manteneros con vida, a los dos- dijo Kinvara haciendo que Daenerys se acomodase a su silla.

- Debe haber una forma para salir sin que me reconozcan- dijo Daenerys.

- Veré que puedo hacer- dijo Kinvara.

A la mañana siguiente y con ayuda de Kinvara el pelo plateado de Daenerys desapareció dando paso a un color castaño. Le entregó una túnica roja y un collar como el suyo.