CAPÍTULO 2

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Asistir a los partidos de Liam se había convertido en un evento familiar. A lo largo de los últimos años había tenido ofertas de los clubes más importantes del país, sin embargo, Liam siempre priorizó quedarse cerca de su familia pues, al fin y al cabo, su sueño de niño era jugar en ese equipo y era justo donde quería estar. No se veía con otro uniforme ni viviendo en otra ciudad.

A sus veintiocho años se había convertido en el jugador más importante del equipo y también de la selección estadounidense.

Siempre había sido un chico familiar y eso hacía que todo el mundo lo adorase pues era como cualquier persona normal. No se le veía en fiestas ni en eventos ostentosos y, salvo un pequeño escándalo mientras estaba en la universidad, nunca salía en la prensa por nada que no estuviese relacionado con su carrera deportiva.

Liam estaba terminando de calentar junto a sus compañeros y escuchó los gritos de las niñas. Se giró sonriendo antes de verlas en el sitio que ocupaba habitualmente su familia, que se negaba a utilizar el palco y continuaba viendo los partidos desde la grada con el público.

Descubrió entre sus hermanos y sobrinas a Sergio, a Alicia y a Manu y levantó la mano para saludarles. Habían pasado ya unos meses desde que los había visto por última vez y lamentaba no haber podido estar en casa para recibirlos cuando llegaron un par de días atrás.

Todas las niñas llevaban sus gorras de béisbol y una camiseta con el apellido Parker en la espalda y el número 45, el que había utilizado Liam desde el primer día.

- ¡Vamos tío Liam, haz un home run! – exclamó Sam animando a su tío al verlo preparado para batear.

- Sam, no es momento de un home run, si no lo consigue, perderían el partido- explicó Dave a su sobrina al ver que había jugadores en todas las bases.

- Pero lo conseguirá. Es el mejor. Siempre lo consigue- dijo Sam seria contradiciendo a su tío.

Liam vio la situación en el campo y la posibilidad de ganar el partido con la próxima bola. Pensaba intentarlo, solo necesitaba que el lanzador cometiese el error de una bola lenta. Todos sabían que era la que menos le gustaba, incluso él, por eso había estado practicando incansablemente ese lanzamiento y sabía que podía hacerlo.

El lanzador hizo lo que habría hecho cualquiera en su situación, lo que su entrenador le indicó, y fue precisamente lo que Liam esperaba.

Notó en todo su cuerpo el contacto de la bola con el bate y observó la trayectoria sabiendo que lo había logrado antes incluso de verla salir por la zona segura.

No necesitó recorrer el campo como hacían otros para darse un baño de multitudes y recibir el aplauso del público. Simplemente miró hacia su familia y sonrió mostrándoles un puño apretado en señal de victoria.

Toda la familia Parker saltaba de alegría celebrando no solo la victoria, sino también la gran actuación de Liam.

Andy estaba celebrando la actuación de Liam junto a sus hermanos y sus sobrinas con menos entusiasmo que los demás. Necesitaba que Chloe disfrutase de esos momentos junto a su familia. La niña era feliz con sus primas, cada día ponía más problemas para irse con su madre y él se sentía impotente al no poder hacer nada por evitarlo. Karen era su madre y tenía esos derechos sobre Chloe, aunque supiese que la niña no era feliz con ella.

- ¿Todo bien? – preguntó Dave al ver a Andy serio. Realmente no necesitaba preguntar nada, sabía bien en qué estaba pensando.

- Sabes que no, pero no puedo hacer nada y eso me mata- respondió Andy- Ella debería estar aquí, con sus primas. Ella quiere estar aquí.

Los ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora