EPÍLOGO

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Sergio estaba terminando de preparar su primer concierto de la gira y pasaba horas fuera de casa ensayando.

Todos los Parker estaban allí para acompañarle en ese día especial. Siempre que podían, asistían a su primer concierto y esta vez había sido complicado, pues el bebé de Liam y Noelia había decidido adelantarse unas semanas y no supieron si podrían viajar hasta un par de días antes, pero allí estaban.

Habían conseguido alquilar una casa en el mismo barrio y ya no estaban todos amontonadas entre la casa de Nicky y la de Sergio.

El día del concierto, como siempre, Sergio estaba tan nervioso que pensaba que iba a olvidar las letras de todas las canciones y que le iban a temblar las manos de manera que no podría tocar ni un solo acorde en condiciones.

Eran las sensaciones habituales, pero estaba rodeado de su familia, junto al Padre José, que no se perdía ni uno de sus conciertos en casa y eso calmaba todos sus nervios. Además, también estaban los músicos que hacía años que le acompañaban y a los que ya podía considerar amigos.

Miró a su alrededor para darse cuenta de que tenía todo lo que necesitaba. Se acercó a Lydia, la abrazó y la besó. Después se acercó a los niños para abrazarlos antes de irse para comenzar.

Los Parker no le dejaron irse sin un abrazo de familia al que ya se había acostumbrado a fuerza de sufrirlo.

Se reunió con sus músicos y todos se desearon suerte antes de quedarse solo.

Escuchaba el sonido del público aclamándole mientras esperaban y veían los videos previos.

Cerró los ojos y respiró hondo. El ruido desapareció y solo escuchaba su respiración y los latidos de su corazón martilleando en su pecho indicándole que estaba más vivo que nunca.

Escuchó su señal y comenzó a subir la escalera hasta llegar al centro del escenario bajo un foco que le siguió desde que apareció. El público gritó con más intensidad y él levantó los brazos haciendo que se quedasen en silencio en unos segundos que se le hicieron eternos antes de empezar a hablar mientras en las pantallas se proyectaban imágenes suyas.

- Soy Sergio Alonso Márquez y me muestro ante vosotros sin mentiras, desnudando el alma del niño asustado al que habéis ayudado a crecer – se quedó unos segundos en silencio mientras en la pantalla se iban alternando fotografías suyas desde los ocho años, la mayoría del internado. Había incluido alguna que tenía de cuando vivía en los pisos de acogida, no había muchas, pero hablando con los tutores de los pisos y con Silvia había conseguido alguna. No ocultó la fotografía de su ficha policial ni del expediente de la prisión y puso algunos de los videos que había encontrado en internet de cuando cantaba en la calle y nadie sabía que era un vagabundo. Finalizó con fotos más actuales y en las que era mucho más feliz junto a los Parker, al Padre José, con algunos amigos, junto a Carlos, a Alicia y a Lydia. En ese momento, se quitó la camisa y se quedó frente a todos abriendo los brazos – Y este soy yo, con todas mis cicatrices, todas mis marcas y todo mi ser y, todo lo que haré esta noche, es para vosotros.

No se paró a escuchar los gritos del público y comenzó a tocar.

Todos los Parker, Nicky incluida y Lydia no pudieron esconder sus lágrimas de emoción. Eso había sido una sorpresa para todos, nadie tenía ni idea de lo que tenía preparado y sabían que era el paso que a Sergio le faltaba por dar para superar todo su pasado. Mostrarse tal y como era.

Era un paso hacia el futuro que le esperaba.

CUATRO MESES MÁS TARDE

- Sergio, no te pongas histérico, estoy de parto, no al borde de la muerte- decía Lydia intentando tranquilizar a Sergio que casi no coordinaba para despertar a Rosa para que se quedase con los niños.

Los ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora