CAPÍTULO 38

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Liam había terminado su entrenamiento y estaba esperando a su representante, Albert, para reunirse con el club a negociar su renovación de contrato.

Había recibido varias ofertas que habrían sido difíciles de rechazar para cualquiera, pero no para él. Allí tenía todo lo que necesitaba. Podía seguir disfrutando del béisbol sin alejarse de sus hermanos y sin obligar a Noelia a elegir entre su trabajo en la empresa o acompañarle a vivir a otra ciudad alejando a Jessy de sus primas.

Ahora todavía tenía más claro que no quería moverse de allí. Iba a ser padre de nuevo y no pensaba dejar que Noelia estuviera sola.

- Vamos a ser sinceros, no podemos igualar ninguna de esas ofertas- comenzó a decir uno de los representantes del club con los documentos de las ofertas sobre la mesa.

- ¿Qué podéis ofrecerme? – preguntó Liam. No le gustaba jugar a hacerse de rogar. Todos sabían que su intención era continuar en el equipo.

- La mitad- dijo el hombre.

- ¿La mitad? Eso es menos de lo que cobra ahora- observó Albert.

Liam era uno de los jugadores mejores pagados y además tenía sus contratos de publicidad, sin embargo, no llevaba una vida nada ostentosa. Invertía parte de lo que ganaba en proyectos de la empresa y también destinaba una parte a una fundación que había creado para ayudar a niños huérfanos con problemas en la que también colaboraba Sergio. Todo lo demás, simplemente lo ahorraba. Sabía que la carrera de un deportista profesional no era muy larga y quería tener el futuro de su familia cubierto. Una lesión podía acabar con todo en cualquier momento y no pensaba arriesgar el futuro de Noelia y de la niña.

- La situación económica no es buena. Para poder igualar el contrato que tiene ahora deberíamos ganar el campeonato este año- Liam se quedó pensando y miró a su abogado.

- Vale, os daré una respuesta esta semana- dijo Liam poniéndose en pie.

Salió con Albert de las oficinas y los dos se miraron. Albert había sido su representante desde su primer contrato y trabajaba para la empresa. Conocía a Liam desde que era un niño.

- Lo vas a aceptar, ¿verdad? – preguntó Albert conociendo la respuesta.

- Sí, aunque sea la menos de lo que cobro ahora, sigue siendo mucho dinero y sabes que quiero quedarme aquí- justificó Liam.

- Sí, el problema es que ellos también saben que quieres quedarte y por eso te están ofreciendo lo mismo que a un novato, aunque seas el capitán de la selección- dijo Albert con indignación.

- Si ganamos el campeonato, me igualan lo que tengo ahora – Albert rio al escucharlo.

- ¿Si ganáis el campeonato? ¿Tú te estás escuchando? Mira, sé que pondrás todo de tu parte, pero no se puede decir que esta temporada tengáis en mejor equipo de la historia. Han intentado ahorrar en los fichajes y no creo que haya demasiadas posibilidades.

Eso era cierto. El equipo había perdido a varias de sus estrellas el último año y el único que se había quedado había sido él.

- Bueno, tú ocúpate de presionarles un poco para que suban la oferta y yo ya me encargaré de hacer lo posible por ganar el campeonato. Tampoco es que vaya a tener tantas oportunidades, no me quedan muchos años ya como profesional- Liam era consciente de que, a sus veintiocho años, ya no era un jugador joven y no le quedaban muchos años para retirarse.

Se despidió de Albert y condujo su coche hasta casa donde no le esperaba nadie.

Su teléfono sonó y vio que era Sergio. Respondió al instante.

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