Capítulo I

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-¿Haremos algo después de la graduación?-preguntó Peter cuando nos sentemos en el césped de la universidad.

-No sé, no tengo muchas ganas.-le contesté cansada tumbandome de lleno en el césped.

-Oh, venga ya, hemos pasado 6 años estudiando, creo que nos lo merecemos.-dijo Susan.

-Lo se, pero es mañana y hoy acabamos de terminar los exámenes, no se vosotros, pero yo hoy no he dormido ni un minuto.-les dije a ambos mientras cerraba los ojos.

-Emma, como no vengas con nosotros a la discoteca después de la graduación, juro que voy a tu casa, te cojo de la oreja y te llevo a pasarlo bien.-sentenció Susan medio enfadada. Le iba a refutar su idea pero alguien se entrometió en nuestra conversación.

-¿Señorita Vega?-preguntó una mujer de mediana edad, con cara de malos amigos.

-Si, soy yo.-le contesté poniéndome de pie para no faltarle al respeto.

-Acompáñeme, la directora quiere hablar con usted.-dijo de manera fría y calculadora, vaya, si que estaba de mal humor o eso parecía.

-Va_vale.-le dije, pero ni siquiera me escuchó, nada más decirme eso empezó a andar sin mirar atrás para ver si le seguía.-Ahora vengo.-les dije a mis dos amigos que me miraban con cara extrañada y comencé a correr para alcanzarla, cuando logre hacerlo, me mantuve dos pasos atrás para mantener las distancias. ¿Qué por qué mis amigos me miraban con cara de extrañados? Porque casi nadie ha podido pisar el despacho de la directora en años y los que lo hacían, no salían muy bien que digamos, al siguiente día ya estaban expulsados. Ni siquiera sabíamos su aspecto, se negaba a estar en los actos públicos y se iba a altas horas de la noche para no ser vista.

-Miss Venable, la señorita Vega ya está aquí.-dijo esa señora después de llamar tres veces a la puerta.

-Que pase.-escuche de repente. La señora que me había acompañado abrió la puerta y desapareció de mi vista. Uní fuerzas en mi interior y entre a su despacho, al parecer todo era super blanco, excepto ella. Una mujer pelirroja de unos treinta y pocos años, vestida de púrpura por completo se encontraba sentada en su inmensa silla.-Siéntese por favor, señorita Vega.-dijo al levantar la vista y recorrerme con la mirada.-Se preguntará el porqué está aquí.-volvió ha hablar una vez que me senté.

-Un poco, la verdad.-le conteste con nerviosismo, esa mujer sí que imponía de verdad.

-Verás, te he estado vigilando y he decidido elegirte para una beca.-dijo poniendo ambas manos en su escritorio.

-¿A mi? No digo que no me guste la idea pero no es que sea la mejor de la clase.-le dije al recordar a Amy, esa chica si que era lista.

-No, pero es de las mejores que esta aquí gracias a otra beca, en concreto una de deporte, atletismo, por lo que veo aquí.-dijo leyendo mi ficha técnica.-

-¿Y qué hay de Andrew? Su media es de nueve y medio, mientras que la mía es de ocho y medio.-dije extrañada al recordar que Andrew también estaba aquí con una beca de música.

-La quiero a usted, es la mas, por así decirlo, preparada para sobrevivir.-dijo con cara macabra. ¿Y ahora qué le pasaba?

-Sería un honor, la aceptaré encantada.-le dije con una sonrisa.

-Perfecto.-se levantó de golpe, con la ayuda de un bastón que aún no había notado, cosa que yo hice también.-Pronto tendrá noticias mías.-dijo acercándose a mí con lentitud mientras me examinaba.

-Esta bien.-el nerviosismo comenzaba a brotar de nuevo por mi organismo.

-Nos veremos muy pronto señorita Vega.-dijo con lentitud y un poco de malicia en sus ojos. Levantó la mano y la acerco a mi cuerpo, para que yo la estrechara.

-Muchas gracias.-dije aun teniendo las manos conectadas.

-Muy.-dijo de golpe acercándome a ella con la fuerza de su mano.-Pronto.-y sin mas se alejo de mi. Lo tomé como una indirecta y salí pitando de ese lugar tan tétrico, soltando todo el aire que había contenido.

-¿Qué quería?-preguntó Peter nada más llegar a donde estábamos antes.

-Me ha ofrecido una beca.-le conteste todavía sin poder creérmelo.

-¿Qué? Eso es fantástico.-dijo Susan entusiasmada.

-Supongo.-no soné muy convencida, la verdad.

-¿Y de que es?-fue en esa pregunta en la que caí en que todavía no me había dicho de que era,

-No tengo ni la más mínima idea, Peter.

-Bueno. ¿Y como era?-preguntó Susan de nuevo.

-Tétrica e intimidante.-le contesté cerrando los ojos y hundiéndome en el césped.

-Pues enhorabuena, no todo el mundo sale vivo de ahí y menos con esa grata información.-empezó a reírse Peter, lo que ocasionó que yo abriera los ojos y dirigiese mi mirada a la ventana de su despacho. Una sombra de una mujer con bastón se encontraba en ella, mirándome sin apartarse, no me atreví a sostenerle la mirada, así que giré mi cabeza a otro lado y cerré mis ojos de nuevo, escuchando como mis amigos discutían por lo que íbamos ha hacer el día de la graduación.

Aunque pensándolo mejor. ¿A qué demonios se refería con que yo estaba más preparada para sobrevivir? ¿Por eso me había elegido? No es que fuese muy especial, tenía 25 años, acababa de terminar la carrera de biotecnología, a la que logre entrar por pasar toda mi vida haciendo atletismo, es decir por una beca que la misma universidad me dio, pero no había más, no sé a lo que se refería con poder sobrevivir, a ver, todo el mundo puede llegar a sobrevivir, no?

De tan solo pensar en su persona, pequeños escalofríos reinaban mi cuerpo, todo su ser estaba impregnado de frialdad, o por lo menos eso era lo que quería aparentar, cosa que aun aumentaba con su bastón. ¿Por qué lo usaría? No es que fuese muy mayor para tener que usarlo, la verdad.




PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora