Capítulo VIII

1.8K 231 46
                                    

Conseguí dormirme entre la tranquilidad que había en la sala, agradecía tal silencio, era hermosos. Poco a poco, el dolor iba desapareciendo, dejando tan solo pequeños pinchazos que eran apenas dolorosos. 

Me encontraba tumbada boca abajo mirando hacía la pared, costumbre mía, me era imposible dormir hacía arriba y mirando hacía la puerta. Estaba tranquila cuando el sonido de la puerta abriéndose hizo que abriera lentamente los ojos, pero el olor de la señora Venable hizo que los volviera a cerrar rápidamente. 

-Pff.-se quejó dé repente. Se notaba que estaba cansada. Note como la cama se hundió, lo que me indico que la señora Venable se había sentado en ella.-Señorita Vega.-susurró cerca de mi oído. No quise reaccionar, lo que ocasiono que me moviera un poco, seguía haciéndome la dormida. La manta bajo un poco, por lo que mi espalda quedo a la vista, provocándome un escalofrió por el frio.-Perfecta.-dijo dé repente mientras tocaba con su mano mi espalda alta.-Lo siento.-vale, no quería que sintiera pena. 

-No tiene porque hacerlo.-le susurré sin darme la vuelta.

-Veo que está despierta.-volvió a susurrar sin dejar de tocar mi espalda, no podía separarme, no tengo idea de el porque, pero me encantaba sentir su tacto en mi espalda.-Debería comer.

-¿Qué hora es?-le pregunte dándome la vuelta sin abrir los ojos, lo que ocasiono que ella se alejara un poco y apartara su mano de mi cuerpo. 

-Las dos de la tarde.-me contestó susurrando.

-No tiene porque seguir susurrando.-le dije abriendo los ojos y sentándome en la cama.

-Siento que haya pasado esto en su primer día de trabajo.-dijo esta vez hablando normal.

-No ha sido su culpa, no se preocupe.-le dije mirándole directamente a los ojos.

-Esos idiotas están a mi mando, así que de alguna forma a sido mi culpa.-dijo firme y fría.

-Ya estoy bien, de verdad.-le dije poniéndome de pie tomándole por sorpresa.

-Ya lo veo.-dijo con los ojos bien abiertos mirando un poco mas abajo de mi cuello, mierda el traje se había bajado tanto que enseñaba un poco de mis pechos, lo subí en seguida.

-Lo siento.-le dije una vez que había logrado subir el traje.

-No lo sienta.-dijo levantándose y acercándose a mi.-Me ha gustado lo que he visto.-susurró en mi oído. ¿Había escuchado bien? Baje mi vista por su cercanía, me concentre en su bastón. ¿Por que lo llevaría? ¿Para parecer más poderosa? Se dio cuanta de mi mirada hacía su bastón y volvió a mirarme a los ojos, esta vez, fríamente.-Tiene media hora para comer, su ropa esta en ese armario.-se fue como un rayo. 

¿Se habrá sentido ofendida? Dios, le tengo que pedir disculpas ya. Me quite el traje lo más rápido que pude y me puse la ropa que llevaba antes. Sali pitando de esa sala, pero la señora Venable había desaparecido por completo de mi vista. ¿Cómo se había ido tan rápido? 

-Hey Emma.-escuche que gritaron detrás de mi cuando llegue a la sala de entrada.-No sabes lo que lo sentimos, en serio.-dijo Jeff llegando a mi. 

-No te preocupes, ha sido sin querer.-le dije buscando por todos lados a la señora Venable con la mirada.

-¿A quien buscas?-me preguntó confuso.

-¿Has visto a la señora Venable? Le tengo que pedir disculpas por una cosa.

-Oh, es la hora de comer así que estará en su despacho.-me contestó dirigiendo su mirada hacía las escaleras.-No creo que sea buena idea ir ahora.-me dijo cuando vio que me dirigía hacía el despacho.

PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora