"Sé que es algo difícil de aceptar y comprenderé totalmente lo que decidas.
Solo quería que lo supieras. Buenas noches, Em."
Me sobresalto al escuchar unos fuertes golpes en mi puerta. La verdad es que llevo un rato despierta, preparada para ir a por el desayuno, pero tan siquiera soy capaz de levantarme.
¿Por qué? El comentario de Venable ayer en la noche me dejó descolocada por completo. ¿Éramos algo? Eso parece.
No es que me incomode, al contrario. Pero saber un poco de tu verdad, la cual creías perdida para siempre, logra mover bastante tus sentimientos.
Y por eso me levanto corriendo hacia la puerta, con las esperanzas de que sea Wilhemina Venable la que esté ahí fuera esperándome.
– El desayuno ya ha empezado.-casi me desplomo al ver a Mallory en su lugar.-Le acompaño.-informa preocupada.
– ¿Sabes si está ese tal Langdon?-le pregunto caminando a su lado.-¿Mallory?-parece pensativa.
– No, no lo está. Pero...-baja la voz antes de llegar a las puertas del comedor.-...ha pasado algo, Emma.-me coge de ambas manos.
– ¿Que... qué pasa?
– Tengo entendido que está comenzando con las entrevistas...
– ¿Y?
– Malcom no lo ha logrado.-susurra demasiado bajo.-Y su abuela ayer lo vió teniendo relaciones con alguien vestido de látex. Por desgracia no se sabe de quién se trata.
– ¿Qué?-pregunto sin poder creérmelo.–¿Cómo lo sabes?-le llevo hasta un pasillo más seguro.
– Tuvimos que llevarlo a una celda.
– ¡A una...-bajo la voz de inmediato.-...a una celda.-la miro impresionada.
– La señora Mead nos lo ordenó.-baja la cabeza.
– Pero...¿está vivo?-miro por todos lados.
– Si. Miss Venable interrumpió antes de que uno de los guardias le pegara un tiro en la nuca.
– Vale, vale.-susurro más tranquila.
Como para estar tranquila en estos momentos... . Hasta hay una persona vestida de látex rondando por estos cimientos. Como para no tener miedo.
– Entra al comedor antes de que sea tarde. Miss Venable ya está en la reunión con el hombre de ayer.
– De acuerdo, vamos.-me separo de ella antes de entrar. Cuando lo hago, recibo todas las miradas.-¿Qué pasa?-pregunto al sentarme al lado de Emily.
– Luego te contamos.-susurra mirando a los guardias.
– ¡¿Dónde te habías metido, niña?!-pregunta, casi a gritos, Evie.
– No grites, por Dios.-vocifera Coco.-Tu voz daña a mis preciosos oídos.-se los tapa haciéndose la víctima.
– En mis tiempos, estos gritos se llamaban talento.-contratado.
– Se me han pegado las sabanas.-suelto antes de que la conversación vaya a más.
– Ojalá me pasara eso.-susurró André.-Hace tiempo que no consigo dormir con claridad.
– ¿Alguien sabe dónde está mi peluquero?-Coco intenta retocar su cabello sin éxito alguno.
Miro a la abuela del afectado. Trata de actuar como si no supiera nada... pero ni siquiera deja vernos la importancia que le tiene a su nieto.