Capítulo XII

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Mierda, mierda, mierda. Llegaba demasiado tarde y ni siquiera sabía donde tenía que ir. Al idiota de Peter se le había olvidado avisarme de que hoy no podía pasar por mi porque tenia una reunión familiar importante.

Acababa de llegar a la empresa toda sudada porque al parecer el único autobús que llegaba relativamente cerca de este sitio hoy ha decidido dejar de funcionar.

¿Qué por qué no se donde tengo que ir? Bueno, Jeff me nombró algo de una reunión con el equipo directivo y claramente, que ahí iba a estar la señora Venable. No habíamos hablado desde el incidente de su ex novia, hace aproximadamente tres días, no se que le debió pasar pero desde ese día ha intentado mantener contacto cero conmigo. Siempre que tenía que hablar con los chicos, esperaba a que yo fuera al baño o a comer algo para poder hacerlo. Evitaba mirarme a los ojos las pocas veces que me la encontraba en los pasillos. No entiendo su repentino cambio, por lo que se, no le hice nada para enfadarla o molestarle, o al menos eso creo.

-¿Sabe dónde está la sala de juntas?-le pregunté a la recepcionista una vez que llegue corriendo hacia su puesto.

-Señorita Vega la están esperando.-me contestó con los ojos bien abiertos.-Miss Venable detesta la tardanza.-dijo levantándose de su silla mientras me daba unas carpetas púrpuras, las cuales cogí con cuidado por lo delicadas que parecían. Mierda, lo había olvidado, la señora Venable odia que una persona llegue, si antes me odiaba con esto acababa de cavar mi propia tumba.-¿A qué espera?-preguntó sacándome de mis pensamientos. Moví la cabeza unas cuantas veces y comencé a seguirla.

-Voy voy.-le dije no muy convencida.

-Acuérdese de que debe entregarle esas carpetas a la Miss Venable, son muy importantes. ¿Entendiste?-comenzó a llevarme por un montón de pasillos, por los cuales aún no había pasado desde mi llegada, esto parecía un verdadero laberinto.

-Entendido. Darle las carpetas nada más llegue.-sentencie mirando por todos lados para luego no perderme.

-¿Ves esa puerta enorme blanca?-señaló una puerta enfrente de nosotras, indicando el final del pasillo.

-¿Si?

-Ahí es la junta, suerte.-y sin más se fue, como si hubiese visto a un fantasma. Ni siquiera me dejó preguntarle algo.

-Bien, vamos allá.-dije en voz alta para mi misma.

Cuando quise darme cuenta mis pies ya estaban caminando hacia aquella puerta gigante y brillante.

-Espero verles dentro de un mes, ya se pueden retirar.-escuche como dijo la voz autoritaria de la señora Venable. Bueno, ¿para cuando mi entierro?

La puerta se abrió dejándome ver a un montón de personas saliendo con cara de pocos amigos, quienes me miraron de arriba a abajo, como si me estuvieran analizando. ¿Quiénes eran estas personas? Segundos después aparecieron Jeff y Mutt con cara de no haber dormido para nada. Levantaron la cabeza a la vez y abrieron sus ojos al verme.

-Oh, gracias que apareces.-dijo Jeff mientras me cogía de las manos.

-¿Dónde estabas?-preguntó esta vez Mutt.

-He perdido el autobús.-le contesté bajando la mirada

-Bueno, pues siento decirte que la señora Venable no esta muy contenta que digamos.-susurró Jeff cerca de mi oído.

-¿Tanto?-les pregunté preocupada.

-Un poco.-me contestó con ironía Mutt.

-Señorita Vega le espero en mi despacho en un minuto.-la voz de la señora Venable nos sacó a los tres de la conversación. Ni siquiera me miró, habló y siguió caminando con la mirada bien arriba, sobresaliendo entre todos.

PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora