Capítulo XXIII

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Su porte, su vestimenta, su actitud...todo su ser ha logrado que mi cuerpo se tense y que mi piel cambie por completo. Mi piel de gallina podría ser vista a kilómetros.

Con Emily y Timothy a mi lado comenzamos a seguirla a lo largo de un pasillo demasiado oscuro para mi gusto. Esto sería la pesadilla de un auténtico claustrofóbico.

-¿A dónde vamos?-susurra Emily en mi oreja.

-No tengo ni idea.-susurro también sin quitar la vista de lo que parece ser la jefa.-Pero no me da muy buena espina.

-A mi tampoco.-dice, esta vez, Timothy.-Pero... .

Se calla cuando llegamos a lo que parece ser la sala principal. Donde numerosos pasillos se bifurcan. ¿Acaso esto es un laberinto? Mi vista va a parar a la gran hoguera que se encuentra en medio del lugar, pero antes de caminar hacia ella, me veo interrumpida por Timothy, quien sale corriendo para poder calentar sus manos.

-¿Esto es un refugio militar?-pregunta dándole la espalda.

-Uno muy antiguo, diría yo.-le conteste admirando todo a mi alrededor. "Por lo menos no hace tanto frío".

-Ahora si.-parece que la señora Venable intenta omitir mi comentario.-Durante muchos años fue un colegio masculino muy exclusivo.-fija su vista en mi, logrando que me ponga nerviosa.

-¿Qué clase de colegio está bajo tierra?-Emily rompe la conexión entre nosotras. Le doy las gracias internamente.

La señora Venable no le contesta; elige seguir caminando por otro pasillo más oscuro que el anterior.

-Emma, es mejor que no nos quedemos atrás.-susurra Timothy al verme parada en medio de la sala.

-¿No te parece extraño?

-¿El que?-pregunta mientras coloca una mano en mi espalda, incitándome a seguir el paso a Emily y a la señora Venable.

-La iluminación.-lo miro de reojo.-Son velas, no hay ningún sistema eléctrico.

-Se debió de acabar.-levanta los hombros intentando quitarle importancia.-Al menos hay algo de luz.

-Si, pero...-me veo interrumpida por la señora Venable, quien nos espera con Emily en otra sala.

-La cooperativa a la que le debemos eterna gratitud, lo convirtió cuando supo lo que se avecinaba.-explica señalando todo a su alrededor.

-¿Que es la cooperativa?-noto cómo mi pregunta logra tensarla.

-Quien nos ha salvado.-contesta sin mirarme.

-¿Esperaban este final?-le pregunta Emily.

-No, el principio.-sentencia con una voz heladora.-La cooperativa tiene planes más allá del efímero fuego purificador de las bombas. No la conforman naciones ni ejércitos.-se gira a vernos cuando llegamos a unas escaleras en espiral.-La crearon las doce mentes más brillantes que ha brindado la humanidad. Los visionarios.-sin decir nada más, comienza a subir por las escaleras. Su bastón crea un sonido tan tétrico que puedo notar como los tres nos helamos.

-¿Qué clase de cooperativa es esa?-susurro para que no me escuche la señora Venable.

La seguimos desde lo lejos, con miedo a que nos salte con alguna otra metáfora que nos deje con aún más miedo.

-Ni idea, pero no me da muy buena espina.-me contesta Emily con preocupación.

-¿Y esos visionarios?-pregunta Timothy.-Parece una secta.

-Puede que nuestro modo de vida aquí os parezca una progresión.-nos tensamos ante el comentario de la señora Venable.-Pero están muy equivocados.-sentencia llegando a la parte más alta de la sala. El sonido de su bastón parece que se sincroniza con los latidos de mi corazón, logrando que me ponga nerviosa.-La tecnología es lo que ha destruido el mundo.-dice con asco.-Las redes sociales dieron a las personas una falsa ilusión de igualdad.-mira con desdén a una persona arrodillada limpiando.-Pero todo eso está liquidado, el orden natural se restablecerá solo.

PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora