Unos sonidos en mi móvil hicieron despertarme dé repente. ¿Quién demonios me llamaba a esas horas?
-Susan, son las diez de la mañana. ¿Qué quieres?-pregunté medio adormilada.
-Pon las noticias ahora, corre.-gritó preocupada.
-¿Qué? ¿Por qué?-pregunte extrañada.-¿Qué ruidos son esos?-miles de pitidos sonaban desde mi teléfono.
-Tu ponla.-dije estresada.
-Vale vale.-dije levantándome de la cama y dirigiéndome al salón.-No se porque tanta prisa, pero bueno.
-Tu solo enciéndela.
-¿Que demonios es esto?-le pregunte al ver en la tele un montón de caos.
-Esta pasando, Emma, el fin del mundo.
-¿Que demonios estas diciendo? ¿Es acaso una broma vuestra? Porque no tiene ninguna gracia.-le dije sentándome en el sofá sin dejar de ver la tele.
-No, en menos de una hora, Los Ángeles será un cráter vacío. La familia de Peter tiene un refugio nuclear debajo de su casa, tienes que llegar ahí antes de que el misil llegue.-Dijo abrumada como si estuviera empezando a correr.
-¿Qué? Estoy a media hora en coche de la casa de Peter, lo sabes, no lo lograré.-dije asustada.
-Tendrás que hacerlo. Escúchame, sal pitando de tu piso y empieza a correr, no cojas el coche, es inútil. Ten cuidado, todo el mundo esta desesperado, ya hay hasta asesinatos.
-Va_vale.-dije con algunas lagrimas en los ojos.-Susan gracias por todo.-sabia que no lo iba a lograr.
-Ni se te ocurra despedirte ahora, estoy a cinco minutos de la casa de Peters, si te das prisa llegas.-dijo con voz autoritaria.
-Esta bien. Pero si no lo logro, os quiero, sois lo mejor que me ha pasado en la vida, adiós.-y colgué.
Con toda la prisa del mundo, me cambie de ropa y comencé a preparar una mochila con lo más necesario. Sali de mi departamento corriendo, pero un hombre y una mujer vestidos de negro, se pararon nada más verme.
-¿Señorita Vega?-preguntó la mujer mientras se acercaban y yo iba retrocediendo.
-Si. ¿Quién lo pregunta?-les pregunte asustada al recordar lo que me había dicho Susan.
-Tiene que venir con nosotros.-dijo el hombre sacando una especie de palo. Tire mi mochila al suelo y empecé a correr como si no hubiera un mañana, justo en frente se encontraba las escaleras de emergencias, así que abrí la puerta y empecé a bajar, con las dos personas esas pisándome los talones.
-El sujeto esta huyendo, escalera de incendios ahora.-oí que dijo la mujer. Mierda.
-Tiene que venir con nosotros, ahora.-oí que vivió a decir el hombre, pero si siquiera mire hacía atrás.
Estaba por terminar de bajar las escaleras, cuando un vehículo blindado para en frente, de el salieron dos personas mas con dos pistolas apuntándome.
-Vale vale.-dije con los brazos hacía arriba, indicando que me rendía. La mujer de antes me cogió de los brazos y comenzó a ponerme unas esposas.
-La cooperativa le a seleccionado.-dijo la mujer empujándome hacía el coche.
-¿La que?
-Calle y entre.-y sin mas me metió en el coche.
-Tenemos una ubicación segura para usted.-dijo el hombre colocándose a mi lado derecho, mientras que la mujer se colocaba a mi lado izquierdo.
-¿Para mi?-pregunte extrañada.