Capítulo 10

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{ Niall }

Pegué una patada a una piedra que se había interpuesto en mi camino. Me sentía como un completo cretino. Lara supo en todo momento quién era, me dio oportunidades para que se lo confesara y cuando no lo hice, respetó mi decisión. Ahora estaba en todo su derecho de no querer saber nada más de un mentiroso como yo. Si al menos hubiera ido detrás de ella y le hubiera tratado de explicar las razones por las que lo hice... Pero ni eso supe hacer, me quedé clavado en la acera sin saber cómo reaccionar.

Las últimas palabras que me había dedicado resonaban en mi mente, recordándome lo idiota que había sido. No lo pensé dos veces y comencé a caminar hacia el único lugar al que sabía que podía acudir en aquel momento.

...

Cuando por fin abrió la puerta, pude comprobar su cara de asombro al encontrarme allí plantado. Estaba claro que no esperaba verme.

- Espero que al menos hayas traído cerveza que la última vez me dejaste sin provisiones - bromeó Lewis.

- ¡Pero si el que no dejó ni una gota fuiste tú! - dije riendo y sabiendo que no podía estar más lejos de la realidad.

Se hizo a un lado y me dejó entrar en su apartamento. Después fue hacia la cocina y volvió con dos botellines de vidrio amarronado.

- Oh... - la boca se me hizo agua al ver las birras. - Eres un buen amigo, Lewis.

- Y pensar que me dices eso porque te doy alcohol... - rió a la vez que negaba con la cabeza - ¿Qué te trae por aquí Nialler?

- He conocido a una chi... - comencé a explicarme.

- Espera espera espera. - me interrumpió a la vez que se incorporaba en el sofá - Ayer mismo estabas diciéndome que se habían acabado las chicas por un tiempo y ahora, ¿¿me estás hablando de que acabas de conocer a quién??

La verdad es que su reacción me pareció graciosa. Era una mezcla entre molestia y emoción.

- Ha sido todo muy repentino. Ayer tropecé con esta chica y hoy me la he vuelto a encontrar. Al final me he acercado a hablarle y me he sentido muy cómodo con ella. Es muy graciosa y la conversación ha fluido sin problema. Le he mentido con mi identidad y al final ha resultado que todo el tiempo sabía quién era. He hecho el ridículo. - Cada vez hablaba más rápido y sentía la necesidad de excusarme - No te creas que tengo intención de salir con esa chica y tener una relación o algo por el estilo. Es solo que... no sé, no quería que acabara así.

- ¿Seguro que no te ha empezado a gustar? - me preguntó levantando una ceja.

- Seguro. - concluí con decisión.

- En ese caso, no debería importarte tanto lo que opine sobre ti. Quiero decir, en el caso de que de verdad no te esté empezando a interesar - me lanzó una mirada acusadora.

- ¡Que no! No conozco a esa chica - dije algo molesto - Venga, vamos a ver la tele y a bebernos estas cervezas que se van a calentar al final.

Lewis comprendió que todavía no estaba preparado para ahondar en aquella conversación y accedió a mi petición. Nos acomodamos en el amplio sofá de su salón y pusimos un partido de fútbol: Chelsea - Manchester City.

Pasamos la siguiente hora y media gritándole a aquella pantalla hasta que, por fin, el arbitro dictó el final del encuentro.

- Te dije que ganaría el Chelsea - dije satisfecho y estiré mi brazo hacia la dirección de mi amigo - Me debes otra cerveza.

Suspiró resignado y volvió a dirigirse a la cocina a por otro botellín.

- ¿Sabes que Lara toca genial "Before you go" en el piano? - dije alzando la voz para que me escuchase desde donde se encontraba.

Al instante, me di cuenta de lo que acababa de hacer. Había sido instintivo. Solo bajé la guardia un segundo y ya había soltado su nombre en alto.

- Así que se llama Lara - me respondió sentándose a mi lado de nuevo y me entregó la siguiente birra. Me apoyé en mis rodillas y me cubrí la cara con las manos. Lewis me dio dos palmadas en el hombro izquierdo. - Tío...

- Te juro que no me gusta, pero no me gusta haber hecho las cosas tan mal. - dije al fin.

- En ese caso, se me ocurre algo que puedes hacer - sentenció.

{ Lara }

Genial. La noche estaba yendo genial. Por supuesto era ironía. Precisamente ese día tenía que terminar en una discoteca con canciones del chico por el que me encontraba desganada. De no haber pasado nada de eso, seguramente estaría saltando y gritando al ritmo de la música como una buena directioner, pero en ese momento simplemente no tenía ganas.

Por supuesto, delante de Alina tenía que actuar como si nada me pasara. Había tenido el detalle de comprar las entradas desde hacía tiempo y no quería aguarle la fiesta, nunca mejor dicho. Al menos no tenía que fingir constantemente ya que de vez en cuando desaparecía y volvía a aparecer minutos más tarde. Sobre las 3:30 vino con los tacones en una mano y la mano del camarero en la otra.

- ¡¡Amiiigaaaa!! Te presento a Andrew. Me ha dado chupitos gratis y ha sido un flechazo. Ha dicho que me va a enseñar su Big Ben, no sé si me entiendes. - dijo alegre guiñándome un ojo.

Alina no tenía problemas de chicos ya que tenía una gran variedad dónde elegir. Podía levantar una piedra y encontrarse a veinte pretendientes fácilmente, por lo que no me sorprendió ver lo poco que le había costado ligar aquella noche.

- Pásatelo genial. - le respondí con una sonrisa pícara - Llámame si necesitas que vaya a recogerte a alguna parte.

Asintió feliz y los dos desaparecieron entre la multitud de la discoteca. Suspiré de alivio al darme cuenta de que no tendría que seguir fingiendo el resto de la noche y me dispuse a salir del local. Cogí el tren de vuelta a Trafalgar Square y nada más me senté, mis piernas me lo agradecieron. Llevar tacones de más de 10cm debería considerarse deporte de riesgo.

Me lamenté al escuchar la voz en off del tren, que indicaba que había llegado a mi destino. Salí del vagón dando tumbos y me dirigí un pie tras otro al hotel. Por fin había llegado y, ahora sí, pretendía tumbarme en la cama y quedarme ahí hasta el medio día. Estaba prácticamente en el ascensor de la planta principal, cuando escuché la voz de una mujer que me llamaba.

- ¡Disculpe! - vino a paso acelerado hasta donde me encontraba - Usted es Lara Montez ¿verdad?

La miré incrédula. No sabía muy bien por qué quería hablar conmigo. Me tensé al darme cuenta de que era la recepcionista. ¿Y si alguien se había quejado por el ruido de la música de la habitación? Ni un cuarto bien insonorizado podría ocultar los berridos que habíamos pegado.

- S...sí - respondí insegura.

- Menos mal que ha llegado. - suspiró de alivio - Hay alguien esperándola desde hace horas. No sé si seguirá por aquí pero estaba sentado en aquellas butacas.

Seguí su dedo en la dirección hacia la que apuntaba. No vi a nadie así que decidí acercarme con cautela. Cuando estaba a la altura de las butacas, me fijé si había alguien tumbado. Tampoco. Concluí que se trataba de un error y me di la vuelta para volver al ascensor.

- ¡Joder! - grité de repente cuando me choqué con la figura de un chico.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora