Capítulo 16

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{ Lara }

Alina y yo nos pusimos camino al hotel una vez nos despedimos del resto. Apenas torcimos en la primera esquina no pude evitar formular la pregunta que llevaba planteándome toda la noche.

- ¿Me quieres explicar a qué venía esa actitud?

- ¿Qué actitud? - se hizo la inocente.

- La que tenías con Amanda - aclaré para que no quedase ni medio resquicio de duda. - Quizá ellos se hayan creído que te has confundido con lo del nombre, pero a mí no me engañas. Sabías perfectamente cómo se llamaba.

- Ah, eso - dijo despreocupada. - Sí, pero ¿y lo que le jode que le haya llamado Amalia? Jajajajajajajaja

Puse los ojos en blanco y le pegué un codazo. Mi amiga se había puesto en "modo protectora" y se había propuesto molestar a Amanda, pero eso no era lo que yo buscaba.

- Prométeme que mañana te comportarás - dije seria.

- Vaaaaaale. - accedió con desgana - Pero admite que te ha hecho gracia.

- Bueno vale un poquito - no pude evitar que se me escapara una sonrisa.

Seguimos caminando en silencio durante unos minutos ya que estábamos completamente exhaustas. Poco antes de llegar al hotel, Alina decidió romper aquel silencio.

- ¿Cómo estás con lo de Iván? - inquirió con cautela - Sé que no te gusta hablar mucho sobre ello, pero como amiga de vez en cuando necesito saber si estás bien.

- Sinceramente, estoy mejor que nunca. - le respondí - Desde que estamos en Londres prácticamente no pienso en él.

En realidad, no era del todo así. Hacía horas que le daba vueltas a un asunto... Durante la cena había recibido dieciocho mensajes de Iván, lo cual solo podía significar que había descargado contra mí.

Es triste admitirlo pero esa no sería ni de lejos la primera vez y ya estaba acostumbrada a sus explosiones de ira. Cuando algo no salía tal y como él planeaba, incluso el detalle más absurdo, era razón suficiente para despreciarme.

Las primeras veces que me denigró lo pasé francamente mal. Llegué a creerme todas sus palabras y a sentirme la basura más grande de la faz de la tierra. Pero, poco a poco y con el paso de los años, esos insultos habían dejado de surtir tanto efecto en mí. No puedo mentir, lo cierto es que siempre influían en mayor o menor medida en mi estado de ánimo, pero ya no era lo mismo. Quizá me estaba volviendo una persona más fría en algunos aspectos, pero ello me permitía sufrir menos.

Aquella noche no tenía ganas de entrar a leer esos mensajes, y mucho menos de comentarlos con nadie, por lo que mentir a Alina me pareció la solución más viable.

Por fin, llegamos al ascensor de la planta principal y pudimos apoyarnos en la pared de mármol mientras esperábamos a que sus puertas se abrieran.

- Estoy pensando que no tenemos nada para llevar a una fiesta de ese estilo - dijo Alina con la mirada perdida.

- Lo sé. Ya nos apañaremos con algo del guardarropa. - respondí.

- ¿Y si mañana vamos a Picadilly de compras? - sus ojos parecieron iluminarse.

Las puertas del ascensor se abrieron y entramos en él.

- Perfecto. Además quería comprarme calzado nuevo - dije acordándome de que solo había traído dos pares de zapatos y ninguno de ellos era apropiado para una gala.

...

La mañana siguiente fue una de esas situaciones a las que a Alina le gusta denominar como "engañar a la ropa". ¿No os ha pasado que cuando vais de compras con una idea fija y concreta no encontráis lo que buscáis, pero que cuando vais únicamente a mirar lo que hay todo parece perfecto? Pues eso.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora