Capítulo 22

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{ Lara }

Me desperté sin ganas de hacer nada. Mucho menos de terminar de preparar la maleta. Sin embargo, no tenía alternativa. Aquellas eran nuestras últimas horas en Londres.

Escuchaba a Alina tararear una canción desde su habitación mientras se movía de un lado a otro ordenando su ropa en las varias maletas que se había llevado.

"I'm in my bed

And you're not here

And there's no one to blame

But the drink in my wandering hands"

Reconocí la canción de Harry al instante. En ese momento, recordé la noche en la que se conocieron por primera vez, el numerito tan lamentable que le salió a mi amiga y el bochorno que pasó. Me producía tristeza pensar que seguramente nunca volverían a verse y que Harry nunca sabría lo increíble que era Alina en realidad, dejando de lado su innata torpeza.

Ese pensamiento me condujo a otro no muy distinto: Niall. Estaba segura de que nunca más volvería a verle, y esa vez era definitivo. Volvíamos a España, a nuestras vidas, y todo aquello quedaría en el olvido. Probablemente mucho antes para Niall que para mí.

Alina seguía dándolo todo en el estribillo de "Falling". Realmente sentía la canción con toda su alma. Fue entonces cuando escuché el móvil vibrar encima de la cama. Me apresuré a cogerlo para comprobar de quién se trataba. Mi cara palideció en cuestión de segundos cuando leí su nombre.

11:24 Lewis: Hola Lara! Imagino que estaréis muy ocupadas. Solo quería desearos un buen viaje. Lo mismo de parte de Niall y Amanda. Escríbeme cuando hayáis aterrizado!! 🤩😜

Comencé a escribir en el teclado: "Gracias a todos! Espero que Niall esté bien, hace mucho que no sabemos de él."

Borré y volví a redactar el mensaje alrededor de siete veces, hasta que desistí en el objetivo de encontrar la respuesta correcta a aquello.

11:29 Lara: ¡Gracias a todos! Te escribo nada más llegar 😘

...

Maldije para mis adentros cuando vi el precio que marcaba el taxímetro. Nos había costado 65£ el viaje desde el hotel hasta la terminal correspondiente del aeropuerto de Heathrow, y todo porque, como es lógico, Alina no era capaz de llevar las dos enormes maletas y la tercera de cabina ella sola.

Lo peor es que las 65£ solo habían sido un adelanto de los problemas que tendríamos en el aeropuerto. Mi amiga no era capaz de moverse más que diez metros cada minuto. Para quien se lo pregunte, eso era ir muy despacio, muuuuuy despacio.

Comprobé la hora en la que debíamos embarcar en una de las pantallas: 18:05. Aquello nos dejaba dos horas y media de espera, pero antes teníamos que pasar los controles y dar con nuestra puerta de embarque.

- Señorita, debe abrir la maleta. - dijo un guardia de seguridad dirigiéndose a mi amiga.

Alina puso la clave de su candado y en cuestión de segundos había dejado al descubierto todo su equipaje. El guardia comenzó a abrir y cerrar cremalleras, rebuscó entre las prendas y al final dio con lo que parecía estar buscando.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora