Capítulo 35

318 52 29
                                    

{ Niall }

Mi cuerpo entero se tensó de golpe. Me tomó unos instantes reaccionar. Al final, como guiado por un instinto, colgué la llamada con Alina, sin siquiera avisarle de ello, y me apresuré a abrir la puerta. Quizá, si hubiera tardado dos segundos menos, hubiera sido capaz de averiguar de quién se trataba. Por el contrario, para cuando llegué al pasillo ya no había nadie.

Me acerqué sigilosamente a la entrada del salón y me fijé en quiénes estaban. Andrea... Julio... y Lara. ¡Joder! Si estaban todos, a quien quiera que fuese el que causó el ruido le había dado tiempo a volver.

Comencé a preocuparme más y más. Las palmas de mis manos estaban húmedas por el sudor y tenía la respiración agitada. En fin, ya estaba, mi relación con Lara había sido debut y despedida.

Les observaba mientras hablaban, tratando de descifrar sus pensamientos, intentando dar con algún indicio que delatase a quien había estado tras la puerta. No me estaba enterando de nada de lo que decían, no escuchaba sus voces, simplemente les observaba. Les observaba a ellos, y después miraba a Lara, de nuevo a ellos, y de nuevo a Lara.

 Les observaba a ellos, y después miraba a Lara, de nuevo a ellos, y de nuevo a Lara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Niall? - una voz me sacó de mis pensamientos.

- ¿Sí? - dije alzando la cabeza hacia donde provenía. Era de Julio.

- Parece que hayas visto un fantasma. ¿Todo bien con Alina?

- S... sí. ¿Alguno de vosotros ha venido por el pasillo hace poco?

- Yo... he ido a por una sudadera tuya. - dijo Lara.

Me quedé petrificado. Ya era malo que alguno de sus amigos me hubiera podido escuchar, pero... ¿la posibilidad de que fuera ella? Eso ya era tener muy mala suerte. Definitivamente estaba gafado. Comencé a prepararme para las consecuencias, pero me sorprendí por su reacción.

- Perdona. ¿Te ha molestado? - se preocupó de un momento a otro. - Ahora la dejo en el armario.

- ¡No! No, claro que no me molesta. - me acerqué a ella y le besé la frente. Mi intención fue la de hacerlo con delicadeza, pero más bien fue desesperación. No quería perderla, no podía perderla. Apreté mis labios contra su piel lo más fuerte que pude y la sostuve cerca de mí con la mano.

- Vale, ven conmigo. - dijo a la vez que me tomaba de la mano y me guiaba a la habitación en la que había estado momentos antes.

La seguí con cautela hasta el lugar. Se sentó en la cama y palmeo la colcha para que hiciera lo propio. Una vez me acomodé a su lado, me quedé mirándola a los ojos, expectante por lo que fuera a decirme. Estaba en un 90% seguro de que había sido ella quien me había escuchado hablar con Alina, pero su tranquilidad me desconcertaba.

- Ya estamos solos. Ahora, ¿me quieres decir qué es lo que te pasa? - me puso la mano en la boca antes de que pudiera responderle. - Y no me digas que no es nada, se te nota en la cara.

Black and WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora