Cap. 7 - La primera "amiga" de Luz

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—O-jo

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—O-jo. 

Eda deletreó lentamente, a la par que dejaba las tijeras a un lado y sacudía su blusa llena de cabellos de niña humana.

—Ojo —repitió Luz sin mucha dificultad, señalando su propia vista.

Mala idea. Su manito manchada con hebras de cabello le provocaron picazón en el rostro.

—Na-riz. —Con un hechizo, la bruja peinó el recién cortado cabello de su pequeña.

—Nadiz... No, es nariz. —Luz refunfuñó. Debía practicar un poco más la "r", pero nada que no se solucione con magia.

—O-re-ja —deletreó Eda una vez más, meneando levemente sus puntiagudas orejas como un gatito.

Para su sorpresa, Luz no reaccionó al hecho. La pequeña quedó callada, en blanco, tomándose tímidamente sus propias pequeñas orejas redondas.

—Vamos, cariño. ¿Puedes decir o-re-ja? —insistió.

—Mami... ¿es diferente? —preguntó tímidamente. Su tía y todas las personas a las que ha visto en novelas también tenían orejas diferentes a las suyas, cosa que generaba en su pequeña cabecita—. ¿Algo malo pasa?

Una excusa rápido era la salida perfecta para Eda.

—No, amor. Tus orejas son así porque son más bonitas que las mías... y las niñas bonitas merecen las orejas más bonitas.

—Oh... —Luz balbuceó, un tanto inconforme, sacudiendo su abrigo morado de delfines para despejar todo el cabello que recién le cortaron.

—Ven, tomaré una foto como recuerdo —llamó Eda; Luz al instante posó. Ambas comparten un gusto por las fotos donde salen con muecas graciosas y raras.

—Mami, ¿podemos ver tía Lilith? —preguntó la pequeña, dando alegres saltitos por la idea de visitar a la segunda madre, que ella lo considera de ese modo—. Ella también tiene orejas bonitas.

—Deberé llamarla para ver si podemos ir. —Antes de llamar a su hermana, necesitaba hacer que su actitud de su hija mejore, y se olvide por completo del tema de las orejas puntiagudas—. ¿Quieres algo? ¿Galletas, un vaso de leche? ¿Qué tal un dulce? —enumeró las chucherías que Luz más ama en el mundo.

—No quiero nada... —infló tiernamente sus cachetes, fingiendo molestia. Con dificultad, subió a una caja cercana a la ventana, para así poder apreciar el lindo paisaje que era el bosque aledaño a la Casa Búho—. Bonito árbol... ¿por qué no podemos salir?

.

Llamada entre Eda y Lilith.

—Ugh. Luz me sigue mirando con esa carita que me pide la lleve de paseo —comentó Eda con un ligero pesar que arrancaba suspiros estresados—. No sé qué hacer...

—Pues vayan a los columpios o algo.

Lilith no le veía tanto problema a la situación, ya que era algo natural que los pequeños sientan curiosidad por el mundo que los rodea. Las únicas veces que mamá e hija salen juntas es cuando visitan a la tía Lilith, si es que a eso Luz considera "salir", o cuando van al trabajo en la plaza de Bonesbrought.  

La lucha de una Madre Búho - TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora