Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en una antigua cabaña.
Por azares del destino, Edalyn Clawthorne, bruja salvaje, la encontró justo antes de que ocurriera una desgracia y se l...
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—N-No lo es lo que parece —balbuceó asustada, regresando todas la cucharas de colección que había guardado en su cabello.
Luz había sido... ATRAPADA.
Dejó las cucharitas de lado, separándose de la mesa al dar un pasito para que Amity no malentienda las cosas. No quería robar; solo tomarlas prestadas sin avisar y tomarle fotos en su casa.
—S-Solo estoy de curiosa... es que tu casa es grandiosa, debe ser por lo menos cinco veces más grande que la mía. —Con torre y cobertizo incluido.
Amity no le creyó lo más mínimo, pero como no era el tema con el que quería hablar con ella, lo pasó por alto momentáneamente.
— ¿Q-Qué? —preguntó nerviosa, sobre todo incómoda que la chica mala se le haya acercado tanto y la mirara directamente al rostro.
Amity, durante la última hora que los gemelos pasaron al lado de Luz, reflexionó un poco sobre sus acciones. Podrá no agradarle Luz, pero tampoco era una mala bruja; no tan mala como aquellas con las que se junta en Hexside. A Amity no le agrada ese tipo de brujas, y Luz es la antípoda a aquel comportamiento, debería agradarle, pero, por temas ya conocidos, no lo hace.
—Sigo preguntándome... si en serio mamá vio algo especial en ti —contestó alejándose luego de haberla visto cerca al rostro.
Para ella, todo en Luz era normal, solo que la ausencia de su magia y posterior ascenso como buena bruja chocaba directamente con la percepción que ella tiene de las brujas con gran potencial.
—No eres nada destacable a mi parecer.
—Debes creerle, ella es tu madre —comentó Luz, dando un pasito hacia adelante para que Amity, que inconscientemente avanzaba, no la acorrale contra la pared. Sería muy incómodo.
—Se puede equivocar...
"Sin magia, no deberías ser nadie... ¿por qué Luz es la excepción a esa regla según mi madre", era lo que desde casi una hora rondaba por su cabeza. Odalia ya le dijo que no hay problema con que sean amigas, Amity siempre busca seguir la palabra al pie de la letra.
— ¿Cómo en escoger a tus amigas? —Luz dio en el blanco—. Tus hermanos me lo dijeron. ¿Por qué te sigues juntando con ellas?
— ¡Ellas no son mis amigas!
No le agradaban porque son groseras, asquerosas, toscas, maleducadas y no compartían ningún gusto en común. La única vez que trató de que ellas leyeran algunos libros sobre Azura, se burlaron al considerarlos cuentos para bebés
—Y me junto con ellas... porque debo mantener el status que mamá tanto se esforzó en crear.
Años y años de sacrificio no se irían a la basura por culpa de una niña que no obedece a lo que ordena su madre; así lo consideraba Amity, quien por medio de la novela oculta que escribe su madre en secreto, ha podido hallar ciertas semejanzas de la vida real. Más que un pasatiempo, para Odalia, el pequeño libro, donde narra aventuras de una solitaria niña, vendría a ser baldazos llenos de lágrimas donde desahogaba todos sus problemas.
