Cap. 22 - Lilith, Luz, y la crisis de los cuarenta

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Sinceramente, no sé porque salió un capítulo de +5 mil palabras xd

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—Mi cabeza va a explotar...

— ¿Sucede algo, cariño? —preguntó Eda, entrando a la sala con una olla en mano.

—Tengo problemas con la historia que escribo sobre Azura. —La cual trabaja desde los cinco años y va casi doscientas páginas—. Llegué a una parte donde las protagonistas tienen un recuerdo, pero se me complica mucho escribir en primera persona.

—Déjame echar un vistazo.

Con algo de dudas, más que todo vergüenza, Luz entregó las hojas que iba escribiendo, nerviosa de la crítica que daría su madre.

Muchas palabras cursis y ambientes detallados, para nada el estilo de Eda, aunque conocía a una bruja experta en ese tema que ayudaría a su hija.

—Llamaré a mi hermana.

—Son las seis —señaló Luz en su propio pergamino. No quería molestarla con algo tan banal después de seguramente tener un cansado día—. Mejor busco algo de ayuda en Magianet.

Muy tarde, el pergamino de su madre ya estaba timbrando.

.

Llamada en curso.

— ¿Aló? Con quién tengo el gusto... —contestó la bruja mayor en un relajado tono, invocando su pergamino sin notar de quien procedía la llamada ya que tenía los ojos cubiertos por rodajas de pepinillos mientras yacía recostada en la bañera.

—Buenas, ¿habló con la encargada de la carpintería? —fingió Eda en un tono de voz más agudo y tartamudeante. Nunca se aburrirá de molestar a su hermana—Requiero de sus servicios para que me traiga una tabla llamada Lilith en el menor tiempo posible

—Un segundo...

Aquel tonito de voz que tanto le irritaba se le hacía conocido. Abrió sus ojos cubiertos para arder en cólera por el nombre de la odiosa hermana que la llamó en su momento muy íntimo de relajación.

— ¡Edalyn, por un carajo, deja de molestarme!

— ¿Edalyn? ¡Oh! Hablas de la señorita más hermosa y menos vieja de las Islas Hirvientes —fanfarroneó Edalyn, regresando a su habitual tono después de casi caer en un masivo ataque de risa. Sin dudas, hacer enfadar a su hermana era uno de sus hobbies favoritos.

—Si interrumpes mi baño solo para hacerme sentir mal conmigo misma, te juro que... —masculló sonidos ininteligibles. A leguas se puede notar su molestia de recibir llamadas malintencionadas.

—Te dije que era una mala idea —comentó una preocupada Luz de fondo—, pero... ya que estamos, puedes invitarla a cenar. Es noche de tacos... con ojos de buitre.

Luz extrañaba a la única bruja a quien podía acercarse y abrazar sin que sus piernas tambaleen del miedo.

—Hey, tablita. —Eda pudo sentir las inmensas ganas de su hermana por ahorcarla detrás de la línea, además de escucharla renegar en voz baja—. Queríamos preguntarte sobre algunas cosas de gramática, pero la bebé a mi costado —chillidos de fondo de Luz— pregunta si podemos tener un agradable momento familiar antes de que se acaben sus vacaciones.

La lucha de una Madre Búho - TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora