Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en una antigua cabaña.
Por azares del destino, Edalyn Clawthorne, bruja salvaje, la encontró justo antes de que ocurriera una desgracia y se l...
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Día tranquilo en la casa búho. Sábado de flojera donde nadie, Eda incluida, tenía nada que hacer... nada más que recostarse en sofá, comer frituras y abrigarse debajo de varias sábanas. El clima tampoco ayudaba a que el día sea muy animado. Los roca-nizos de hielo eran letales si uno te llegaba a caer en la cabeza.
Día perfecto para gastarlo viendo series en la bola de cristal de la sala.
—Oh, por el titán.
Luz sacó un pequeño pañuelo de su cabello. La razón: pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas debido al final de temporada de su serie de drama/romance favorita.
—Es bellísimo... —susurró, abrazando sus propias piernas y posando lentamente su cabeza en el regazo de una confundida Eda, quién tuvo que tragarse toda la serie por petición de su niña.
— ¿Cómo es que una pata de cabra es el ingrediente final de una poción de amor tan poderosa? —cuestionó la bruja, revisando uno de sus libros de pociones avanzado. Buscó en el índice, pero nada. No existía una poción de ese tipo—. Que programa tan falso.
— ¿Dis-cul-pa? —palabreó Luz reincorporándose lentamente, ofendida que alguien cuestione las pociones de amor e indirectamente critique el motivo por el cual la relación de su pareja favorita sea forzada—. Es una serie muy bonita basada en hechos reales... creo. Las pociones de amor hechos con patas de cabra son posibles si eres una hábil bruja.
—Cariño, no creas todo lo que ves en la bola de cristal.
Luz creía muchas cosas, por más fantasiosas que fueran. Aunque si bien es cierto, vivían en las Islas Hirvientes, el lugar más bizarro del planeta, aun así existían ciertos límites entre lo real e imaginario.
—Muchos programas te quemarán el cerebro.
—Tu madre tiene razón, sino fíjate en Hooty —comentó un adormilado King, señalando a la puerta donde el búho trataba atrapar una mosca con su lengua.
— ¡Los hechizo de amor son reales! Y lo probaré. —Luz estaba decidida a defender la credibilidad de su serie favorita—. King, trae mi caldero. Tengo que ganarle mamá en conocimiento de brujas —ordenó. Su amigo demonio hizo caso de inmediato, ansioso de ver acción en ese aburrido día.
—Luz, te digo que es mentira lo del programa. Por favor, no hagas nada tonto.
Una mueca de molestia se formó en su rostro, después de voltear y ver a una burlona Luz que le hacía raras muecas y gestos con las manos, considerando que su madre parloteaba mucho
—No sea grosera, señorita —advirtió Eda.
—L-Lo siento —emitió una risilla, apartándose un poco para que no le jale de las orejas por aquella pequeña falta de respeto.
—Ve, anda a hacer tu dichosa poción. —Eda sacó de su cabello un esmalte de uñas con el cual perder el tiempo mientras Luz se preparaba—. No digas después que te lo dije.
