Cap. 21 - Siempre seré tu madre

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—Y así fue como casi me mandan a dormir con los peces

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—Y así fue como casi me mandan a dormir con los peces. —Terminó de narrar Boscha la inusual aventura que vivió en el barco de su familia.

Su vida era un vaivén de aventuras peligrosas, algunas ilegales pero inofensivas, que Luz algún día quisiera tener para salir de la rutina aburrida de las últimas semanas que consistía en comer, dormir, lavar los platos y estar pegada en el pergamino, ignorando a su madre

—Pe... ces... —Apuntó Luz en su pequeña libretas que usa como cuadernito de fanfics—. ¿Tienes otras aventuras que me puedas contar? 

—Uhmmm... nop. Además, es turno de que me cuentes las aventuras que has tenido estas semanas —comentó sonriente, señalando a su amiga por la bola de cristal—. Seguro tienes aventuras divertidas con tu madre.

—Mi vida es aburrida —sostuvo la morena. Apenas y salía de su casa para cazar insectos con Hooty—. Y con respecto a mamá...

— Ay, no. Dime por favor que ya solucionaron sus problemas —preguntó, curiosa de saber si el problema maternal que su amiga le contó se dirigía por buen rumbo.

—No. Y-Ya me voy —respondió nerviosa, cubriendo la bola de cristal con un manta e imitando ruidos de estática con su voz.

Piensa que fue mala idea primero contárselo a Boscha que a Willow, considerando que la primera en más directa e hiriente con las palabras.

—Por el amor al titán, Luz, ¡no seas tonta! —reprochó la peli rosa, para nada creyéndose que la señal se había entrecortado—. ¡Ya pasó casi un mes! No puedes estar molesta con tu madre toda la vida.

—No estoy molesta con mi mamá, es solo que... que... 

Aún no encontraba las palabras correctas para describir lo que sentía cuando se acerca a su madre. Se le ponen los pelos de punta e inconscientemente evita hacer cualquier tipo de contacto con ella, desde visual hasta lo físico.

—Siento que le tengo miedo... —susurró Luz.

— ¿Miedo? —Boscha curvó una ceja, creyendo que era la única en tenerla pavor a la presencia de su madre.

—Por más que lo intente, no me pudo sacar el demoníaco rostro de ese gigantesco búho. —Lo ha intentado, decenas de veces durante el pasar de la semanas—. Cada vez que quiero acercarme a mamá Eda, mi mente me implora entre gritos que me aleje.

La experiencia no solo ha dejado heridas en su piel.

— ¡LUZ, HORA DE COMER! —llamó la bruja desde la cocina. La hora se había ido volando mientras hablaba de cosas random con su peli rosa amiga.

—Tengo que irme —comentó Luz un tanto nerviosa después de escuchar cómo su madre le alzaba la voz desde el primero piso—. ¿Puedo llamarte mañana? Creo que hablar con alguien puede ayudar.

La lucha de una Madre Búho - TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora