Cap. 52 - Investigaciones sobre criaturas no tan mágicas

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Varias semanas después

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Varias semanas después.

— ¡MAMÁ! —exclamó Luz a todo pulmón, moviéndose extrovertidamente como si convulsionara de felicidad en el sillón.

—Estoy a tu lado —reprochó la bruja de un jalón de orejas.

— ¡Mira lo que me va a comprar Katya! —Sin perder tiempo le restregó el pergamino en la cara—. ¡Es el vestido más lindo que he visto en mi vida! ¡Lo amo! ¿Qué opinas?

—Esto... —Eda agarró el pergamino y lo alejó de su rostro para analizarlo mejor.

Llegó a una conclusión rápida y para nada satisfactoria del modelo y color. Sobre todo, Eda estaba en desacuerdo, al dibujar una mueca de confusión en su rostro, respecto a la nulidad de áreas con las que cubrirse decorosamente.

—Opino que tal vez te pasas un poco con el escote —contestó Eda, guardando el pergamino en el cabello de la menor—. Tengo que hablar con tus hermanastros respecto a un par de cosas —masculló.

— ¿Pero sí le puedo decir que me lo compre? —insistió Luz, tan ansiosa que sus dedos temblaban ya que deseaba darle luz verde a la vampiresa que tiene por nueva hermana—. *Gasp* Aún mejor, ¿le puedo decir a Katya para ir y probármelo ahora?

—Pero pensé que jugaríamos Hechipóker. —Eda deseó cambiar de tema, pero no de un modo agresivo al negárselo directamente.

Eda no es muy buena rechazando a su hija sobre cosas que le gusta o desea obtener, piensa que se lo merece y de algún modo es su forma de disculparse por aquellas semanas donde desapareció en el reino humano. Pero, sin dudas, a veces lo que Luz pide no es adecuado para inocentes niñas de su edad.

—Uhhh... —La bruja, con los ojos, rebuscó algo en la sala con lo que zafarse de la incómoda situación. Para su suerte, la alarma del pergamino de Luz sonó estrepitosamente—. ¡Verdad! Creo que mencionaste que debías asistir a un nuevo club dentro de Hexside.

—Ay, no... —Luz apagó la alarma con un desgano, mismo que se vio reflejado una vez se derritió entre los cojines—. Es sábado de flojera, ¿a qué bobo se le ocurre pactar una salida extracurricular a la escuela a esta hora?

—A ti —respondió sarcástica.

—Eso dolió —refunfuñó Luz en un puchero, que fue dejado de lado por una estirada, cual gato, para despejar la pesadez—. Bien, iré. Pero, mami, hay que charlar sobre el vestido y...

Sin importarle que Luz haya deseado pintarse con las pestañas con un rizador, o cambiarse a ropa más formal para escuela, Eda abrió la puerta con magia e impulsó a su hija para que se apresure en su camino y deje de hostigarla con deseos impropios, según a su parecer, mal influenciados por el reciente apego a jóvenes adultos, que obviamente poseen nula madurez necesario respecto a tener una hermanita pequeña e ingenua.

—Pfff... —Eda resopló al respaldarse en su sofá.

Acto seguido se derritió, dejando que los cojines la inundes, pensativa sobre cómo afrontar una nueva etapa en la vida de Luz, que cada vez demandaba mayor independencia de ella.

La lucha de una Madre Búho - TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora