Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en una antigua cabaña.
Por azares del destino, Edalyn Clawthorne, bruja salvaje, la encontró justo antes de que ocurriera una desgracia y se l...
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Sinopsis: Mientras que Luz rebuscaba entre todos los cachivaches misteriosos que se guardaban en el cobertizo; Eda preparaba la cena y Lilith lloraba en el baño sin que nadie se diera cuenta.
Luz encuentra un cartucho humano que la llena de duda, lo cuál deriva en una aterradora noche de historias de miedo.
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—Basura, basura, ¡mega basura! —exclamó la menor entre refunfuños—. ¿Por qué mamá tiene una tina de baño pegada a una hélice y un motor? ¡Es un bote feo!
Cómo Luz no tenía nada que hacer, después que su madre la botara de cocina por cambiar la sal con azúcar blanca, entró al polvoriento cobertizo raramente pegado a la casa; esperanzada de encontrar algo entretenido con la cuál distraer sus rutinarios y aburridos días resumidos en comer, hacer la tarea que su tía le deja, leer, correr por todos lados debido su masiva hiperactividad y ver la bola de cristal sentada en el sofá junto a un par de bolsas de frituras.
Le encanta su estilo de vida despreocupada y bonachón; sin embargo, requiere de acción, algo interesante o terrorífico que despierte emociones y bombee adrenalina extrema en su corazón. Ir a Hexside y socializar sería una buena idea, pero mamá búho aún teme que no esté preparada, aparte del tema de sus orejitas redondas y más "bla, bla, bla" que Luz ya se sabe de memoria.
La única iniciativa viable de algún día ir a la escuela, es por ayuda de su tía Lilith, lo cual es una de las razones principales por las que los últimos meses fue más apegada a ella.
— ¡King, encontré más peluches para ti! —llamó la morena.
De entre algunos objetos raros bajo un pequeño estante, Luz dio con una cajita llena de felpudos peluches que su hermanito/mascota/amigo King disfrutaría junto a ella en su armada de combate que invadiría el tarro de las galletas con chispas de chocolate resguardado sobre el refrigerador.
—Oh... hay más cosas interesantes.
Sacó los muñequitos superficiales que opacaban más chucherías asombrosas que Eda recolecta del mundo humano y guarda en distintas cajas que ordenaba a Owlbert esconder, obviamente Luz no lo sabe.
—Peluches, feos relojes de oro sin brillo que no me gustan, portadas coloridas en cajas con galletas brillantes y... ¡Blegh! Saben horrible. —Pasó su lengua por la delgada galleta con raro símbolo de DVD en la parte no reluciente.
Objetos humanos, provenientes de una venta de jardín a la que Eda asistió hace ya muchos años; Luz ni asomaba en sus planes de vida. La vendedora le dijo que podía llevarse la caja llena de objetos ochenteros. Ya no tenía razones para mantenerla con ella luego que su esposo, coleccionista empedernido de películas en DVD y cartuchos de videojuego, falleciera.
— "In-ter-na-cio...nal" —leyó lentamente la parte delantera de un cartucho de videojuego antiguo que extrajo de un sobre junto a un control circular, similar al que usa para cambiar canales en la bola de cristal—. Rayos, lo demás está muy borroso... ¡no puedo leerlo!
