Cap. 60 - Resentimiento

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Unos días después

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Unos días después.

Amity, por más que trató de averiguar por cuenta propia los verdaderos motivos y consecuencias familiares del lío legal de su padre, su madre estuvo ahí para evitarlo bajo la consigna de que era muy pequeña como para estar de metiche en problemas de adultos. Asimismo, le ordenó que saliera de casa y se tomara un respiro. Jugar en el parque o ir a la biblioteca con su mejor amiga Luz sonaba como una fantástica idea. Sin embargo, la peliverde conocía de antemano el estado actual de la morena.

Si Luz no salía para jugar, Amity tendría que proveerle de diversión. Eso realizaría una buena amiga. Por ese motivo, decidió infiltrarse muy a escondidas en la Casa Búho. Aparecer de repente en la habitación de Luz, tal y como hace ella cuando la visita, en la cabeza de Mittens resonaba como una broma súper divertida que iniciaría un bonito día de amigas. Mala idea fue lo que resultó. Una vez cruzó miradas con Luz, entendió que entrar en su habitación mientras mantenía una forma abominable, que usó para colarse en casa sin que Hooty la viera, no fue una acción muy sensata por parte suya.

Mittens se olvidó del término privacidad, peor aún si se trataba en un terrible momento dónde una señorita bruja estaba a punto de cambiarse las ropas.

— ¡AHHH!

El chillido de Luz fue tan agudo que provocó que King se desmayara, que algunas palomas de los alrededores exploten y Hooty piense que se acabaría el mundo.

— ¡MAMIII! —exclamó Luz, corriendo despavorida por los pasillos hasta llegar a la cocina.

— ¡Espera!

Amity quiso detenerla para explicarse. Muy tarde, la morena escapó y Mittens necesitaba alcanzarla, pero antes ocupaba unos segundos de máxima concentración e inhalaciones reguladas para retornar a la normalidad de carne y hueso.

—Qué cara... ¡Luz! —Preocupada, Edalyn posó defensivamente con su bastón, abrazando a la niña con un brazo—. ¿Esa fuiste tú? Dime por favor que no se infiltró un demonio trompeta o algo por el estilo.

— ¡Mami, una gigantesca bola de baba morada estaba espiándome en mi habitación...! —Tres segundos más y un click se manifestó en la menor. Por esa razón se le hacía raro que aquella abominación tuviera un peinado muy conocido en el que resaltaba una colita—. Un segundo...

—Holi.

De las escaleras, una colorada Amity se asomó, saludando con una mano mientras que con la otra apretaba la parte baja de su blusa negra para concentrarse y dejar de ser una baba morada.

— ¡Qué demonio, chica! —reprochó la morena, dejando de lado a su madre para ir a sacudirla de los hombros—. Cómo se te ocurre entrar así a mi habitación.

—Pero... tú haces lo mismo cuando vas a mi casa —sostuvo la mareada peliverde por el samaqueo.

— ¡Yo me aseguro de que no estés terminando de cambiarte! —exclamó Luz, asimilando su tez al usual rojizo atomatado de la peliverde—. Se escucha raro, pero... ¡Aish! Comprender el punto.

La lucha de una Madre Búho - TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora